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Sr. Isaac Shehoah Salem Z”L

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Enlace Judío se une a la pena que embarga a la familia del

Sr. Isaac Shehoah Salem Z¨L,

fallecido el día 12 de octubre.

Los rezos serán del 13 al 19 de octubre en Polanco

Que la familia no sepa más de penas.

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La Parashá de la semana con Irving Gatell – Noaj

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IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El relato del Diluvio se convierte en el paradigma supremo de la Historia del pueblo judío: el mundo, generación tras generación, ve cómo todo desaparece de manera catastrófica. Sin embargo, en medio de la inundación, un bizarro barco con poca gente y más bien integrado por una fauna polifacética y que seguramente no sabe qué hace en ese hogar de madera, navega y sobrevive, una y otra vez, a los embates de la Historia.

02 NoajLa Parashá (sección) de la Torá correspondiente a esta semana lleva por nombre Noaj, la forma original en hebreo del nombre Noé. Se refiere, naturalmente, a la historia de Noé y el Diluvio, así como el reinicio de la humanidad.

Un detalle del relato sobre el cual suele hablarse poco –o nada– es que contiene, junto con otros mitos antiguos como el de la Atlántida, la noción de que hubo una etapa previa de la historia de la humanidad fuera de nuestra posibilidad de conocimiento, ya que algún tipo de cataclismo destruyó todos los vestigios de esa época.

El tema sigue fascinando a mucha gente proclive al sensacionalismo pseudo-histórico, y allí tenemos a muchos autores publicando no sólo acerca de los prodigiosos atlantes, sino también sobre los habitantes de los continentes perdidos de Lemuria y Mu. O, incluso y yendo más lejos, sobre extraterrestres llegados del fantasioso planeta Nibiru.

Hay un detalle distintivo del relato bíblico: a diferencia de los relatos de otras culturas, aquí no se habla del colapso de una gran civilización que, luego de haberse desarrollado hasta lo más alto posible, se colapsó por sus propios errores. Aquí sólo se habla de una sociedad decadente que, literalmente, todo el tiempo se comportaba mal.

¿A qué se debe el pesimismo de la narrativa Hebrea?

Hay una posibilidad interesante: al hecho de que los antiguos Hebreos estuvieron directamente vinculados con los grupos nómadas de Mesopotamia que más se resistieron al empuje civilizador que comenzó en Sumeria hacia el año 3500 AEC.

La Atlántida, Lemuria y Mu son mitos en los que se enfatiza el auge y declive de la civilización. Enfatizan, especialmente en el caso de la Atlántida, que de lo más sublime se puede llegar a lo más grotesco. Sin embargo, hay una clara intención de rescatar las bondades del desarrollo humano centrado alrededor de la urbe y de la ciencia.

En el texto bíblico no. Por el contrario: en los primeros capítulos, la construcción de ciudades está relacionada con personajes de perfil moral muy cuestionable, como Caín y Nimrod. La sociedad decadente que es destruida por el Diluvio en el Génesis no tiene nada memorable ni digno de ser mencionado favorablemente. Simplemente, es una sociedad corrompida que ya no se puede sustentar.

Los antiguos Hebreos fueron un grupo mixto que albergaba a personas de cualquier origen. Los registros arqueológicos recuperados en todo Medio Oriente confirman que hubo Hebreos de origen acadio, gutu, amorreo, elamita, mitanio y arameo, como mínimo. Dichos registros también confirman que su única característica en común era la obstinación para no asimilarse a las sociedades sedentarias que, empezando por Sumeria, estaban transformando el panorama social, cultural, religioso, político y militar en la zona.

Pero pareciera que todo esto le incomodaba a los Hebreos, y que para ellos no hubiese mejor condición de vida que el nomadismo.

De hecho, si tomamos en cuenta que los Sumerios ya eran una cultura establecida cuando se inventó la escritura hacia el año 3500 AEC, es notable el hecho de que hay documentos egipcios del siglo XIV AEC que todavía hablan de Hebreos nómadas dedicados a la rapiña y el pillaje. Estamos hablando de más de dos mil años de resistencia Hebrea al impulso civilizador que primero trajeron Sumerios y Acadios, y luego Egipcios y Babilonios.

No fue una resistencia pasiva: una coalición de amorreos y elamitas (dos grupos muy importantes en el origen de los Hebreos, especialmente los primeros) fue la que puso fin, de manera violenta, al esplendor sumerio de Ur.

De hecho, hoy sabemos que en la narrativa sumeria –la más antigua que existe–, el “diluvio” es una forma simbólica de referirse a la invasión de nómadas que trajo, en una primera etapa, a grupos emparentados con los acadios, y en una segunda etapa a los amorreos.

La posible lectura simbólica del Diluvio es correcta desde la perspectiva histórica: la inundación nómada incontenible efectivamente trastornó y puso fin a la primera civilización de la Historia, y apenas si sobrevivió una ínfima parte de todo ello, representada por Noaj.

¿Entonces Noaj es una representación de lo poco, casi nada, que sobrevivió de la civilización sumeria, la que fue tragada por el “diluvio” amorreo?

Es obvio que no, en el sentido de que los autores judíos que le dieron forma final al relato del Diluvio no estaban pensando en ello, porque no tenían conocimiento de la existencia de la civilización sumeria, para entonces enterrada en el absoluto olvido desde hacía miles de años.

Pero sí hay un rasgo preservado primero por la tradición oral y luego trasladado a las versiones escritas, que también puede evidenciar este trasfondo histórico: Noaj es el “héroe” bíblico menos apreciado por la propia tradición judía.

Pese a que se dice que era “perfecto en todos sus caminos” y “justo en su generación”, hay muchos rasgos de Noaj que no son, precisamente, los mejores. Por ejemplo –y acaso el más notable–, que se tarda todo un siglo en construir el arca, pero no logra convencer a nadie de que se una a su proyecto o cambie su manera de vivir y se salve. ¿No lo logró o ni siquiera lo intentó? El texto bíblico no nos da detalles. Luego, es el refundador de la especie humana, pero también el refundador del alcoholismo.

Por ello, los sabios judíos señalaron que la idea de que fue “justo en su generación” implica que en otra época no hubiera sido considerado un hombre justo, sino tal apenas un hombre bueno. Cierto: fue el mejor de su época, pero no era una época memorable ni sobresaliente.

Entonces, lo que se salva del Diluvio no es la maravilla andando. Simplemente, una pequeña luz que si se destacó fue porque vivió en un momento de oscuridad absoluta.

Regresemos a la perspectiva sumeria del tema: la idea de una civilización barrida por un “diluvio” fue la representación simbólica de la cultura sumeria barrida por la invasión de nómadas amorreos. ¿Qué se salvó de Sumeria? Poco, muy poco. Y eso, no gracias a los amorreos, sino a los babilonios.

Pareciera que de allí viene el trasfondo histórico de esa idea de que lo que se puede salvar de un diluvio no necesariamente es maravilloso, sino apenas lo rescatable de una sociedad decadente.

Eso le va a dar al relato hebreo otro matiz inexistente en las demás narrativas, ya sea que se traten de mitos paralelos como la Atlántida o Lemuria, o del mito del diluvio en otras culturas semíticas: la convicción de que lo que se perdió ni siquiera vale la pena recuperarlo.

En la mayoría de los mitos sobre ese pasado glorioso que se perdió hay una especie de nostalgia por aquello que se hundió bajo las aguas o, de uno u otro modo, fue destruido. Incluso, los aficionados a este tipo de temas sueñan, o incluso alucinan, con cuánto conocimiento científico y técnico pudo existir en la formidable ciudad de Atlantis, y no es extraño ver por aquí o por allá alguna ilustración donde sus habitantes manejan una tecnología incluso superior a la que conocemos actualmente.

No cabe duda que se trata de una conducta heredada de Babilonia, la primera cultura que hizo un esfuerzo notable por preservar lo mejor del conocimiento heredado de los ya desaparecidos sumerios. Como si el objetivo fuese derrotar al diluvio amorreo y no dejar que se perdiera la luz civilizadora que se inventó en las ciudades de la antigua Sumer. Por ello, las escuelas de escribas en el Imperio Paleo-babilónico usaban como ejercicios obligatorios los relatos sumerios (de hecho, conocemos la mitología sumeria más por las tablillas babilónicas que por las directamente sumerias).

Pero al pueblo Hebreo antiguo todo eso parece no importarle. En su propia versión del Diluvio, la destrucción del mundo antiguo debe ser total, y el único sobreviviente es un extraño, taciturno y casi ermitaño sujeto que, de todos modos, no parece vivir muy adaptado a su sociedad.

Hoy por hoy nos resulta imposible reconstruir qué fue lo que sucedió, pero lo que parece claro es que hubo un fuerte conflicto por parte de los antiguos Hebreos, herederos del nomadismo semítico-cananeo que tuvo en los amorreos que destruyeron Sumeria a su principal contingente, contra el concepto de civilización representado por Sumeria y, por ende, la antigua Acad.

Por eso el relato bíblico se dirige claramente a la idea de que todo eso que se llevó el Diluvio no merece ser recuperado. Es más, qué bueno que se lo llevó. En cambio, lo que Abraham tendrá que hacer a partir de la Parashá de la próxima semana es emigrar de la zona de influencia Sumeria –Ur, que por cierto fue la última gran urbe sumeria, cuyo colapso marcó el fin de esta civilización–, hacia la zona de influencia egipcia.

Y parece mentira, pero en realidad en la narrativa bíblica pareciera haber un trasfondo que nos dice “Sumeria no vale la pena; es mejor Egipto…”.

Así de complejo es el relato del Diluvio. En su versión más antigua, fue el modo en que los sumerios se quejaron amargamente de la “inundación” amorrea que, a la larga, significó el fin de la primera cultura de la humanidad. La versión hebrea, consolidada un par de siglos después, luego preservada como tradición oral durante unos mil años, puesta por escrito por primera vez hacia el siglo IX AEC, y registrada finalmente en el texto bíblico después del exilio en Babilonia, va hacia otro objetivo: Sumeria no valía la pena. Babilonia tampoco. Todo eso que desapareció con el Diluvio (da lo mismo si se entiende como algo literal y es una inundación de agua, o como algo simbólico y es una inundación de amorreos) ocupa ya el lugar que le corresponde en la Historia: el olvido.

Sí: los sumerios tienen el mérito de ser la primera civilización de la Historia, pero no eran ellos quienes estaban destinados a convencer a los Hebreos de civilizarse y sedentarizarse. Ese privilegio habría de ser para los egipcios.

Una cosa es segura: todas las narrativas míticas de la zona coinciden en que hubo algo grande, notable (qué tan bueno o qué tan malo, depende de quién lo cuente) que fue barrido por una catástrofe sin precedentes llamada “diluvio”, que puede ser interpretada de diferentes maneras. El parteaguas es radical, y la humanidad no volvió a ser la misma.

Y es cierto: la cultura sumeria fue civilizadora y le aportó al mundo acaso el más grande de los inventos en la antigüedad: la escritura.

Pero las dinámicas sociales y políticas que marcaron el rumbo de la civilización humana las determinaron las naciones que, de uno u otro modo, se rebelaron contra los paradigmas de Sumeria. Los primero fueron los Acadios, fundadores del primer Imperio en la Historia (y con ello, de la política de dominación que sigue siendo una fuente de dolores de cabeza para la humanidad); luego, los Egipcios y los Babilonios; más adelante, los Hititas, los Mitanios y los sanguinarios Asirios.

A la larga, todo eso generó la desaparición de los amorreos en la zona de Mesopotamia, que finalmente se asimilaron al entorno cultural babilónico y desaparecieron como identidad.

Los amorreos de Canaán corrieron con mejor suerte. Bajo el dominio egipcio, sus últimos sobrevivientes terminaron por asimilarse a un conglomerado de nómadas que empezaban a civilizarse hacia mediados del segundo milenio AEC, y que hacia el año 1000 AEC fundaron una monarquía que no sobrevivió mucho tiempo como estructura política, pero sí como cultura, religión e identidad: el antiguo Israel.

La importancia del origen parcialmente amorreo del antiguo Israel todavía la encontramos en el libro de Ezequiel: “Así ha dicho Adon-i el Señor sobre Jerusalén: tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo y tu madre hitita” (Ezequiel 16:3).

¿Acaso Noaj es una representación involuntaria de los amorreos?

Noaj fue la desgracia para su generación. Con él vino el Diluvio. Fue lo único que sobrevivió de ese mundo anterior, y el punto de partida para un nuevo comienzo de la humanidad. No era lo más maravilloso del mundo, pero –por decirlo de algún modo– era lo que había disponible.

Del mismo modo, los amorreos fueron la desgracia para sus contemporáneos los sumerios. Llegados como una inundación de nómadas a la antigua Mesopotamia, fueron uno de los componentes que sobrevivió al colapso de Ur hacia el año 2000 AEC, y aunque no eran lo más maravilloso del mundo, fueron buenos amigos de otros patriarcas Hebreos de origen semita, probablemente gutu, como Abraham (véase Génesis 14:13).

Siglos después, la narrativa bíblica los intenta rescatar otra vez, cuando los Gabaonitas –amorreos también– se acercan con Josué y le piden ser parte de Israel.

De ese modo, el relato del Diluvio se convierte en el paradigma supremo de la Historia del pueblo judío: el mundo, generación tras generación, ve cómo todo desaparece de manera catastrófica. Sin embargo, en medio de la inundación, un bizarro barco con poca gente y más bien integrado por una fauna polifacética y que seguramente no sabe qué hace en ese hogar de madera, navega y sobrevive, una y otra vez, a los embates de la Historia.

Sumeria se fue. Acad también. Gutus, Elamitas y Paleo-babilónicos tampoco sobrevivieron. Y si acaso algo se salvó de ese antiguo Egipto, de los hititas y de los amorreos , fue lo que se preservó en el pueblo de Israel. Asirios y caldeos no corrieron con esa suerte: hoy sólo son polvo arqueológico.

En contraste, ese pequeño grupo de hábitos nómadas y que todavía anda de aquí para allá por todo el planeta (aunque sin olvidar jamás su vínculo con su tierra de origen), goza de magnífica salud y sigue escribiendo libros.

Libros. Como si en los libros estuviese la salvación a todas las desgracias del ser humano.

Como si estuviésemos convencidos de que los libros son la verdadera Arca de Noaj.

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¡Todos a la carrera conmemorativa del día del socio en el CDI!

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CDI INFORMA

Como cada año, el CDI se da a la tarea de festejar a los socios con un reconocimiento especial por su lealtad y preferencia hacia la “Casa de Todos”, por ello, este año se llevará a cabo la tradicional Carrera del Día del Socio, con la finalidad de convivir en un ambiente sano y familiar con toda la comunidad. 

En esta ocasión, se podrá participar en dos modalidades:  carrera recreativa, la cual abarca 5 kilómetros, donde se podrá participar con toda la familia, los pequeños también están invitados para que participen con sus padres, primos, hermanos, compañeros de disciplina, amigos de la escuela, con la finalidad de que la convivencia entre los socios se lleve de manera sana, en un gran ambiente y, sobre todo, en armonía entre cada uno de ellos. La cuota de recuperación es de 50 pesos y se otorgará una camiseta conmemorativa del evento, sin lugar a dudas, una excelente oportunidad para convivir con todos los Socios.

Por otro lado, si la competencia es lo tuyo, la carrera competitiva es tu mejor opción para probar tu fortaleza y resistencia; para mayores de 18 años se corren en modalidades, de 10 y de 15 kilómetros, además de una categoría con chip de 5 Km con un costo de recuperación  de 250 pesos, incluye una camiseta con tecnología Dry-Fit, así como un chip para la competencia.

Te invitamos a que formes parte de este increíble evento, el cual se llevará a cabo el domingo 25 de octubre, a las 8:00 horas; la salida será en el campo de Fútbol, pasando por el espléndido Campo Militar No. 1. No te lo puedes perder, ven con toda la familia y participa, las inscripciones ya están abiertas en el Comité de Fomento Deportivo, donde con gusto te atenderemos. No te quedes fuera y corre con toda tu familia.


Recordamos que esta carrera es únicamente para socios del Deportivo, por lo que no olviden traer su credencial del depor, para que se les pueda dar el acceso. ¡Buena suerte!

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Lanzan iniciativa mexicana en apoyo a Israel

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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

Hasbará Hoy, grupo creado e integrado por miembros de la Comunidad Judía de México que, de manera voluntaria e independiente, comparten la preocupación por la situación actual en Israel, invita a toda la comunidad a formar parte de la iniciativa: “México contra el Terrorismo”, consistente en realizar un video de hasta 30 segundos, en el que se diga “No al Terrorismo”, solidarizándose de esta manera con las víctimas del terror en Israel.

El proyecto puede realizarse solo o en grupo, con amigos o familia y  depende de la creatividad que se tenga. Se puede decir algo, cantar,  bailar,hacer maromas, dibujos o letreros, etc.

La fecha límite para enviar los videos es hasta el domingo 25 de octubre a la siguiente dirección: noalterror@yahoo.com

Se seleccionarán los mejores momentos de cada video para editar un vídeo maestro que tendrá difusión internacional.

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El AJC se prepara para la celebración del 10º aniversario del Instituto Belfer en México

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El Instituto Belfer para Asuntos Latinos y Latinoamericanos (BILLA) del Comité Judío Americano (AJC) se prepara para celebrar sus 10 años con un programa que se llevará a cabo entre el domingo 8 y el martes 10 de noviembre en el hotel Four Seasons de la ciudad de México.

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

“La idea es mostrar y compartir los distintos logros y también las múltiples intersecciones que son articuladas en este trabajo”, expresó Dina Siegel Vann, directora del instituto, en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN). El Comité Central de la Comunidad Judía de Mexico así como Tribuna Israelita con quien AJC mantiene un acuerdo institucional desde 200,  están fungiendo como anfitriones de dicho encuentro.

“Estamos convocando y congregando a representantes de los distintos públicos que son parte de nuestro universo iberoamericano, tanto del mundo judío como por fuera de él, para reflexionar sobre temas varios”, remarcó. Entre estos se encuentran, por ejemplo, las relaciones entre judíos y latinos en Estados Unidos, el impacto de nuevos actores geopolíticos en nuestro Hemisferio, los retos políticos que están atravesando las comunidades judías iberoamericanas, el estado de las relaciones entre Israel y los países de la region, las diferencias y similitudes entre las Diásporas judía y mexicana en EU entre otros temas

“El Instituto es el único de su tipo en el mundo judío. Está enfocado en el universo latino, tanto en Estados Unidos como fuera de él, y en construir alianzas con sus países de origen. Al mismo tiempo, a través de la diplomacia, construimos relaciones con todas las naciones iberoamericanas, con  sus sectores políticos y sus sociedades civiles incluyendo claro está, sus comunidades judías y fomentamos con ello lazos triangulares EU-Iberoamérica-Israel ..  Nuestro Instituto es único ya que  trabaja simultáneamente con todos estos  estamentos identificando intersecciones y creando sinergias entre todos.
El programa de dos dias constará de distintas encuentros y paneles que reunirán a líderes del AJC, representantes de todas las comunidades judías de Iberoamérica, líderes hispanos de EU asi como dignatarios, embajadores y formadores de opinión de todo el Hemisferio, España y Portugal. Entre sus participantes más destacados se encuentra el presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien participará de una cena de gala, y el alcalde de México D.F., Miguel Ángel Mancera. También ha confirmado el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro.
“Creo que no cabe duda de que el hemisferio ,en el contexto de las severas dificultades que estamos enfrentando en el mundo, realmente tiene mucho que aportar. Obviamente persisten retos muy fuertes, pero en general, no tenemos los niveles de violencia ni conflictos como en otras latitudes. La mayoría de nuestros países son democráticos. No tenemos el bagaje histórico de otras regiones y las  comunidades judías, en general,  han tenido una acogida e inserción sumamente positivas siendo consideradas sectores invaluables en la construcción de sociedades incluyentes y diversas.
El programa se iniciará con una celebración en la Catedral Metropolitana de la Cd. de Mexico  por los 50 años de la Declaración Nostra Aetate en la Era del Papa Francisco. misma que marcó un hito en las relaciones judeo-católicas. El evento, contará con la participación del Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo de la ciudad de México, y del Rabino David Rosen, Director Internacional de Asuntos Interreligiosos del AJC. Finalmente se entregará el premio Gesher 2015 a Henry Cisneros, ex alcalde de San Antonio y Secretario de la Vivienda en la administración Clinton, uno de los líderes hispanos más importantes de Estados Unidos que ha promovido las relaciones entre judíos y latinos allí.
Fuente:itongadol.com

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7 formas de responder ante el terrorismo

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Cada uno de nosotros tiene algo que aportar.

 

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

  1. Sé una mejor persona. Por cada padre que es asesinado por el terrorismo árabe, nosotros debemos ser mejores hijos para nuestros padres. En memoria de todo quien ha perdido un hijo en un ataque terrorista, podemos ser mejores padres y aprovechar el preciado tiempo que tenemos con nuestros hijos. En memoria de quienes hemos perdido, podemos esforzarnos por ser más empáticos en nuestras interacciones con nuestros amigos y seres queridos, y fortalecer nuestra conexión con otros judíos. Participar en el próximo Shabat Project, el 23 y 24 de octubre, es un perfecto ejemplo de lo que podemos hacer para acercarnos más al resto de Am Israel.

  1. Sé políticamente activo. El apoyo mundial a la guerra contra el terrorismo que lidera Israel nunca está garantizado. Incluso en Estados Unidos, la ayuda diplomática ya no está asegurada cuando Israel intenta defender a sus ciudadanos.

APOYA A ISRAEL EN TUS REDES SOCIALES!!

  1. Crece espiritualmente. En el mérito de las santas almas que nos han sido arrebatadas, crecer espiritualmente siempre ha sido la respuesta judía. Por ejemplo, para recordar a Naama Henkin, comienza a encender velas de Shabat todos los viernes antes del atardecer. Para recordar a Rav Yeshayahu Krishevsky, comienza a estudiar sus amados textos jasídicos con otros miembros de la comunidad. La Torá que ellos tanto amaban anhela tener nuevos adeptos que llenen el vacío que dejaron estas y tantas otras santas almas que nos han sido arrebatadas de este mundo.

  1. Apoya económicamente a Israel. La economía de Israel se mantiene firme en parte gracias al turismo, el cual se ve negativamente influenciado por el terrorismo. Responder ante el terrorismo visitando nuestra Tierra Santa no sólo apoya a Israel de forma financiera, sino que también le muestra a los terroristas que no pueden evitar que la gente visite Israel. Asimismo, los esfuerzos internacionales para deslegitimizar a Israel mediante Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) deberían ser combatidos con nuevos esfuerzos por ayudar a los negocios israelíes.

  1. Contacta a tus hermanas y hermanos judíos en Israel. Hazles saber que te importan. Llama a tu amigo de Pétaj Tikva y dile cuánto lo extrañas. Envíale un e-mail a tu familia en Raanana y cuéntales que esperas con ansias pasar prontamente un Shabat con ellos. Estas llamadas son tremendamente apreciadas por quienes viven en Israel.

  1. Da tzedaká. Muchas organizaciones sin fines de lucro están dedicadas a prevenir ataques terroristas y muchas se dedican a ayudar a los sobrevivientes de estos terribles eventos.

  1. Estate preparado. Prevenir que haya más ataques terroristas es la responsabilidad de todos. Al estar alertas ante comportamientos extraños y al saber a quién llamar en caso de emergencia, las comunidades tanto de Israel como de la diáspora pueden evitar que haya nuevas tragedias. Las comunidades, las sinagogas y las escuelas que tienen un plan de seguridad adecuado son menos susceptibles a sufrir un ataque por una amenaza terrorista.

Mantente seguro, bien, fuerte, y reza por la protección del pueblo judío.

Fuente:Halajá Diaria

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Génesis y sus dos relatos de la Creación (parte IV)

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IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Hay un problema inevitable entre D-os y el ser humano: D-os está dispuesto a hablar, pero no existe modo de garantizar que el ser humano logrará una comprensión clara y nítida de lo que le dice.

Eva y la Serpiente

Eva y la Serpiente (escultura de Lstp, de la página web de la galería Artquid)

En las notas anteriores ya marcamos las diferencias entre ambos relatos de la Creación. El primero, enfocado a lo que es el ser humano como sociedad; el segundo, a lo que es como individuo.

Pero el Génesis pretende ir más allá. Cuando habla sobre “el origen”, no sólo pretende contarnos cómo fue que todo apareció en el mundo material. También nos explica cuál es “el origen” de las difíciles condiciones de vida del ser humano, y para ello nos presenta un relato sobre lo que tradicionalmente ha sido llamado “la caída del hombre”.

De ese modo, se plantea el origen de los problemas que nos aquejan como especie humana. Judaísmo y Cristianismo le dieron diferente interpretación a este relato. Para el Cristianismo, se trata del momento en el que el ser humano se convierte en una “raza caída” y queda sujeto a la escalvitud del pecado; para el Judaísmo, se trata del gran dilema del ser humano, creado con la capacidad entre escoger lo bueno o lo malo; no existe algo semejante a una condición de “raza caída”, pero sí una continua inclinación a hacer lo malo.

Haciendo uso de un esquema narrativo geométrico conocido como Quiasmo –muy típico en la literatura semita–, el primer relato de la Caída está enfocado en el individuo (de ese modo, los relatos de la Creación y la Caída están en el orden siguiente: sociedad – individuo – individuo – sociedad), y es la continuación directa del relato de la Creación de Adam y Java.

El relato lo conocemos bien: Java se pone a platicar con una serpiente que, en términos generales, la engaña y convence de comer del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal –prohíbido–, y luego le da de comer a Adam. D-os no tiene más remedio que castigar a todos, y así termina la vida en el Paraíso Terrenal.

Pero esa es una perspectiva muy simplista y superficial. En realidad, el relato tiene varios detalles desconcertantes o llamativos.

El primero es, naturalmente, que aparezca una serpiente hablando, y que además lo haga con la mujer. Es un inequívoco reflejo de la perspectiva patriarcal según la cual la mujer es el flanco débil del hogar, y eso se enfatiza con el detalle de que la serpienta “enreda” a Java con su conversación.

La orden original de D-os a Adam es no comer del Árbor de la Ciencia del Bien y del Mal. La serpiente, hábilmente, le dice a Java: “¿Conque D-os os ha dicho: No comáis de todos los árboles del huerto?” (Génesis 3:1).

Java sabe que eso es una exageración, pero de todos modos falla ligeramente en su respuesta: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto que está en medio del huerto dijo D-os: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (Génesis 3:2-3).

Hay un detalle extra que, originalmente, no fue mencionado por D-os a Adam: la prohibición de “tocar” el fruto.

Lo relevante en todos esos detalles es lo siguiente: ¿Dónde empieza lo bueno y lo malo de las cosas? En el lenguaje.

El Universo entero fue creado por la acción Divina de hablar. Del mismo modo, los problemas en el Edén empiezan por una conversación extraña, y encuentran su ruta ante la comunicación imprecisa que tienen Adam y Java, exagerada en la narración con el detalle de que, aparentemente, Adam no fue capaz de transmitir correctamente la simple idea de no comer de un árbol.

Eso deja la situación en las condiciones perfectas para que la Serpiente –símbolo por excelencia de LA LENGUA– introduzca un giro retórico desconocido para Adam y Java: la duda provocada. Su frase es simple: “No moriréis; sino que sabe D-os que el día que de él comieréis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como D-os, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:4-5).

Es un nivel de cuestionamiento que no estaba en el guión al que Adam y Java estaban acostumbrados. Nada en el texto nos sugiere que alguna vez se hubiesen cuestionado algo. Incluso Adam es totalmente pasivo en materia de su pareja ideal. El capítulo anterior nos cuenta que la llegada de Java nunca fue consecuencia de una iniciativa de Adam, sino de D-os mismo, que es quien percibe y decide que Adam no debe estar solo.

Así es la infancia, la inocencia: uno no termina de entender lo que escucha, pero no importa; funciona. Uno no toma las iniciativas trascendentales, pero no hay problema; alguien más alto, más arriba de nosotros, decide y todo camina como debe caminar.

Hasta que aparece la información que viene desde afuera, hasta que alguien o algo nos obliga a cuestionarnos las cosas.

Lo más desconcertante para Adam y Java en el relato debió ser algo tan simple, y que suele pasar desapercibido: tal y como les dijo la Serpiente, comieron del fruto Y NO MURIERON. Se puede recurrir al pretexto de “es que murieron espiritualmente”, pero lo cierto es que D-os nunca habló de una “muerte espiritual”. Habló, simplemente, de morir. Y no murieron.

Este es el punto donde más se enfatiza el problema de comunicación en la primera familia: Adam y Java descubren, repentinamente, que no habían entendido nada. Cierto, había una presencia de D-os en sus vidas, pero eso no significaba que hubiera una comprensión de lo que eso significaba, y menos aún de los que eso contenía.

Esto amplía nuestra comprensión de la diferencia entre religión y espiritualidad. Como ya vimos la semana pasada, la religión está señalada como práctica colectiva; la espiritualidad, como práctica individual. Una no es superior a la otra, y aquí queda claro: Adam, el individuo, es un ser espiritual que tiene una comunión personal con D-os. Le conoce directamente, convive con Él en el Huerto de Edén, se deja sorprender por todo lo que Él hace.

Pero no lo entiende.

Pese a que está muy seguro de lo que D-os le ha dicho, un problema de lenguaje le ha venido a demostrar que las cosas son más grandes y complejas de lo que había creído hasta ese momento, y ahora que lo sabe debe enfrentarse a que va a ser expulsado del paraíso.

Es terrible: él había entendido que iba a morir, pero no. Seguirá vivo, obligado a mantener su propia existencia. Como el naúfrago que no quiere morir ahogado y se aferra a cualquier tabla, y cuando llega a una playa agradece poder seguir con vida, sólo para luego descubrir que ahora tiene que cargar con el peso de una existencia que no sabe hasta dónde podrá mantener.

El desenlace lo conocemos: tras confrontar a Adam, Java y la Serpiente, D-os ordena la expulsión del Paraíso y las sentencias para cada uno: Adam tendrá que trabajar con más dificultad, Java dará a luz a sus hijos con dolor y quedará sometida al varón, y la Serpiente se tendrá que arrastrar en el suelo en lo sucesivo.

De ese modo, la armonía espiritual entre D-os y el ser humano queda rota.

Todo el énfasis del relato está puesto sobre los problemas del lenguaje, un tema que se va a repetir en el relato de la Torre de Babel y la confusión de las lenguas.

Aparentemente, todo inicia porque Adam y Java no se comunicaron correctamente y eso fue aprovechado por la Serpiente para confundir a la mujer e incitarla a la desobediencia.

Pero recalco: eso es sólo en apariencia. En realidad, como situación previa relacionada con el lenguaje está el hecho de que la serpiente tenía algo que decir. Sus motivaciones no son especificadas, y sólo se dice que era la “más astutas” de las bestias del campo.

Pero si la Serpiente tiene algo que decir es porque, en realidad, hay otro antecedente, que es el problema de comunicación de D-os con el hombre. D-os le había dicho al ser humano que moriría el día que comiera del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y la Serpiente sabía que eso no era cierto. O, por lo menos, exacto.

Entonces queda la duda: ¿D-os mintió, o el ser humano no comprendió? Tal vez D-os dijo otra cosa, pero nosotros entendimos que moriríamos ese mismo día. Y, para nuestro desconcierto posterior, no fue así.

Lo interesante es que el texto no nos presenta a Adam como culpable por no ponerle atención a D-os, ni a D-os como alguien que sólo nos amenaza para controlar nuestra conducta, auqnue para ello tenga que decir mentiras o verdades a medias.

Más bien, la impresión que queda es que este es un problema inevitable entre D-os y el ser humano: D-os está dispuesto a hablar, pero no existe modo de garantizar que el ser humano logrará una comprensión clara y nítida de lo que le dice.

Por eso el fenómeno religioso está señalado para la sociedad, NO PARA EL INDIVIDUO. La religión en su dimensión colectiva será la que tenga que marcar los límites de interpretación de lo que D-os le dice al hombre. ¿Cómo? Por medio de la organización ritual, que se traduce en la comprensión y enseñanza de la diferencia entre lo sacro y lo profano (cuya expresión esencial es la distinción del Shabat como día de reposo y santificado). La experiencia espiritual queda, entonces, reducida al ámbito de lo muy personal e íntimo del individuo, pero con la advertencia de que el hecho de tener una relación personal con D-os no significa, en automático, que uno entienda todo lo que el Eterno dice.

Adam y Java estaban muy seguros de lo que habían entendido, y apenas bastó una charla de tres o cuatro frases para poner todo eso en entredicho, perder la inocencia y ser expulsados del Paraíso.

Así es el lenguaje.

¿Fue buena o mala toda esta situación?

Personalmente, creo que resulta ocioso intentar contestar esa pregunta. En realidad, la ruptura era inevitable. Se perdió la inocencia, se perdió el Paraíso. Pero el texto bíblico es bastante preciso en mostrarnos esa inocencia y ese paraíso como algo infantil, ingenuo.

Cierto que después de eso el ser humano tendrá que reconstruir su vid fragmentada, pero también es cierto que al hacerlo obtendrá una comprensión plena de sí mismo. Adam es un individuo completo, pero ignorante. Si quiere conservarse completo, tiene que mantenerse lejos de la Ciencia del Conocimiento del Bien y del Mal.

Si quiere alcanzar una comprensión mayor de sí mismo, tiene que deconstruirse. Primero, partiéndose en dos para que exista Java. Luego, enredándose en los recovecos del lenguaje para entrar en contacto directo con la disyuntiva del bien o del mal. Traspasada esa línea de la cual no hay regreso, enfrentándose al mundo yermo y vacío donde D-os no creó nada, para cultivarlo con esfuerzo y dolo. Duro castigo, pero inmenso privilegio de convertirse, de ese modo, en co-autor de la Creación.

Java, por su parte, a confrontarse con su rol de ama de casa impuesto por una sociedad patriarcal en la que se verá sometida.

¿Y el Mesías? Condenado a andar errante por el mundo, hasta que esté listo para reconciliarse con la humanidad y restaurar lo que rompió en el Edén.

¿Que por qué estoy hablando del Mesías?

Porque resulta que el valor númerico del hebreo NAJASH (serpiente) es exactamente el mismo que el de MASHIAJ (Mesías): 358. Y eso no es accidente.

Pero de eso ya hablaremos en otra ocasión. La próxima semana, por el momento, pasaremos al análisis de la Caída del hombre en el otro nivel, el colectivo.

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Sr. George (Moishe Dovid) Davidsohn Z”L

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Enlace Judío se une a la pena que embarga a la familia del

Sr. George (Moishe Dovid) Davidsohn Z”L

Falleció el viernes 16 de octubre del 2015

La levaye se llevará a cabo el lunes 19 de octubre del 2015 en los Angeles, California.

La shive en México del lunes 19 al domingo 25 de octubre del 2015.

Los rezos serán por las mañanas 7:30 am, por las tardes 6:45 p.m. y domingo 8:30 a.m.

HIJOS

Joseph Davidsohn

Esther Davidsohn

Braindl Davidsohn

Rojel Davidsohn

Lea Davidsohn

Fruma Davidsohn

Jana Davidsohn

HERMANOS

Luis Davidsohn

John Davidsohn

Que la familia no sepa más de penas.

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La Comunidad Judía de Monterrey presente en The Shabbos Project

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The Shabbos Project  convoca a los judíos de Israel y la Diáspora para festejar un shabat juntos el próximo 23 de octubre por la noche. La iniciativa arrancó en 2013, en Sudáfrica, se globalizó en 2014 con la participación de más de un millón de judíos en todo el mundo, y este año reenvía la invitación para celebrar “un Shabat completo todos juntos”.

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

La Ciudad de Monterrey participará  con el resto de las comunidades judías del mundo en este gran proyecto y tendrá la presencia del Rabino Israel Diament, quien impartirá algunas pláticas y clases referente a los sucesos actuales en Israel.

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La Parashá de la semana con Irving Gatell – Lej Lejá

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IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – ¿En que se manifiesta, de manera inequívoca e indiscutible, que los judíos somos la descendencia de Abraham, el amigo de D-os? En que llevamos su sello a donde quiera que vayamos; somos la repetición continua de su propio periplo; nuestros pies han caminado exactamente por los mismos caminos y llegado a los mismos lugares. Abandonando las zonas de comfort, enfrentando nuestros miedos, levantándonos de nuestros errores, derrotando reyes e imperios, anhelando el regreso a Jerusalén, manteniendo el Pacto con el D-os de Israel. Y, claro, obedeciendo a nuestras esposas.

03 Lej lejaCon esta Parashá (sección) de la Torá comienza lo que podemos considerar la Historia del Pueblo del Pacto, que inicia con el periplo de Abram, que más tarde será llamado Abraham.

Se trata de un personaje muy complejo, y probablemente esta sea la Parashá que mejor retrata esa condición del protagonista del relato. Sin duda, algo tiene que ver la condición en la que se hizo la versión final del Génesis. Recordemos que fue después del exilio en Babilonia, unos 1,500 años después de que –se supone– se dieron estos acontecimientos.

¿De qué se trata la Parashá Lej Lejá? De un hombre rico que acepta el reto de abandonar su tierra natal en Mesopotamia, para buscar la promesa divina en Canaán. Exactamente el reto que tenía en ese momento el pueblo judío, que llevaba más de 70 años en Babilonia y que, aunque podía regresar a reconstruir su hogar en la antigua Canaán, prefería mantenerse en la cómoda prosperidad que a inicios del siglo V AEC tenía en la capital del Imperio y otras ciudades de Mesopotamia.

Sorprende la lucidez de Ezra y sus escribas, editores finales del texto del Génesis, que presentan a Abram en sus múltiples facetas, mismas que no son un impedimento para que acepte el reto de obedecer a D-os y hacer un pacto con Él.

Así pues, el primer Abram es el aventurero (Génesis 12:1-9), el que recibe la orden de salir y dejar su tierra y su parentela para ir en busca de fortuna al otro extremo del mundo conocido en ese entonces. Pero luego se nos presenta al Abram tímido y blandengue (Génesis 12:10-20), que no es capaz de presentar a Sarai como su esposa por miedo, y se mete en un problema completamente innecesario que lo lleva a ser expulsado de Egipto. Claro, no sin antes haberse enriquecido. Es un Abram pusilánime en cuestiones de seguridad, pero no por ello deja de ser buen comerciante. Sigue el capítulo 13, donde Abram es presentado en sus conflictos y negociaciones con Lot; allí aparece el personaje prudente y pacífico que prefiere asumir una desventaja antes que pelear con su propia familia. El capítulo 14 nos lo presenta en una nueva condición: ya no es el inmigrante frágil e inseguro, sino un acaudalado ganadero que se ha hecho de buenos amigos y cómplices en Canaán (Mamre, Eskhol y Aner, amorreos). Por eso puede darse el lujo de ir a la guerra para rescatar a su sobrino Lot, y en eso se presenta como todo un Hebreo (los registros arqueológicos confirman que los antiguos Hebreos fueron hombres de armas, generalmente involucrados en actividades de rapiña y pillaje). Ha cambiado. Ha madurado y evolucionado, e incluso el botín ya no es lo que lo motiva. Deja que sus socios amorreos se repartan las ganancias de la expedición, y el se complace con ver a su familiar liberado. Los versículos 17-24 lo presentan, además, en su perfil religioso, ofreciendo diezmos y presentando ofrendas en la más antigua Jerusalén, llamada Salem en este pasaje, y que vive bajo el gobierno del rey y sacerdote Malkitzédek.

Pero Abram tiene un problema: carece de descendientes. En el capítulo 15, se confronta con D-os y le dice que nada de lo que hace tiene sentido si, al final de cuentas, toda su riqueza se va a diluir entre sus sirvientes cuando muera, por no tener un heredero. D-os, entonces, le promete un hijo. Y lo hace en uno de los pasajes más conocidos en la historia de Abram: le pide que salga y mire a los cielos, y cuente las estrellas si acaso puede. Y le dice: Así será tu descendencia.

Un hermoso midrash rabínico nos cuenta que cuando Abram nació, los astrólogos de Ur prepararon su horóscopo y le dijeron que moriría sin hijos. La escena en donde D-os le promete un vástago es, entonces, más complejo de lo que aparenta. En realidad, D-os pide a Abram que observe las estrellas porque va a cancelar el horóscopo que le hicieron los astrólogos de Ur. Es como si naciera de nuevo y tuviera una nueva carta astral en la que se establece que será el padre de una multitud.

El Talmud sentencia: Israel, su descendencia, no está sometido a los astros. El destino del ser humano no está escrito en las estrellas, sino que cada uno puede tomar las riendas de su propia vida y llevarla a donde mejor le parezca.

Pero la escena no sólo tiene esa faceta hermosa. Lo que sigue es perturbador: la promesa de tener un hijo es sellada en un extraño ritual donde Abram pone en el piso varios animales sacrificados y partidos por la mitad, y en una especie de augurio, tiene que espantar a las aves de rapiña que intentan comérselos y luego enfrentarse a un ataque de pánico que le viene con la oscuridad. D-os le explica que todo eso está relacionado con el hecho de que sus descendientes serán oprimidos en “tierra ajena” (Egipto) durante cuatrocientos años, pero que él morirá anciano y en paz, y que su prole volverá a la tierra de Canaán engrandecida y enriquecida.

Al final, el trato entre ambos se cierra con otra escena igualmente desconcertante: Abram sólo ve como, cuando ya todo está oscuro, por en medio de los animales partidos pasa alguien con una antorcha.

Se trata, pues, de Abram enfrentándose a lo desconocido, a lo que no entiende, a lo que lo confronta con sus miedos personales. Pero eso es lo importante: ha tenido las agallas para enfrentarse, y por eso sale con la confirmación de que, a la larga, las cosas saldrán bien. Para él y para la multitud de personas que vendrán después de él.

La Parashá termina regresándonos a la realidad: sí, Abram pudo ser tan valiente como para dirigir un ataque contra cinco reyes y salvar a su sobrino, o para enfrentarse a sus propios miedos y aceptar la promesa de un hijo dada por D-os en medio de un desconcertante y aparentemente siniestro ritual.

Pero en casa no manda él. Manda su mujer. Siguiendo con el tema de la falta de descendencia, Abram obedece sin oposición alguna la orden de su mujer de tener un hijo con su sierva Agar, y empiezan las complicaciones: una vez que ha nacido Ismael, ahora resulta que la sierva se siente más que la esposa. Saraí sigue enfadada, y en un gesto casi caricaturesco va y le reclama a Abram por la situación que ella misma generó. El esposo, el amigo de D-os, el que vence reyes mesopotámicos, el que se enfrenta con D-os en la oscuridad y sale bien parado, vuelve a doblarse ante su esposa, la verdadera jefa del hogar. Agar no tiene más remedio que huir ante la estrategia de acoso implementada por Saraí, y sólo la intervención de un ángel hace que Agar regrese a casa, asumiendo nuevamente su condición de esclava.

Así es el Abram de Lej Lejá: empieza con una victoria, obedeciendo la orden de salir de Ur y marchar a Canaán; sigue con una derrota por miedoso en Egipto; luego se apunta tantos a favor, todos ellos importantes y hasta impresionantes, pero cierra con una estruendosa goleada a manos de su esposa.

Listo. El paradigma del hogar judío ha quedado fijo, y la primera Yiddishe Mamme ha sentado el precedente prototípico, y hasta arquetípico, de cómo funcionan las cosas en el hogar.

Pero lo relevante es esto: Abram es una persona que no se rinde, que no deja de moverse. Con todo y sus errores o limitantes, siempre está dispuesto a dar el siguiente paso confiando en que las promesas de D-os se cumplirán en su momento.

Si lo tuviésemos que decir en términos contemporáneos, Abram es el arquetipo de la persona que siempre está dispuesto a salir de su zona de comfort, porque sabe que las cosas que valen la pena suceden más allá de esos límites.

Allí está el reto planteado por Ezra y sus escribas a esa generación de judíos que estaban demasiado cómodos en Babilonia: hay que moverse, hay que salir, hay que andar. La promesa de D-os no está en la prosperidad en Babilonia, sino en la búsqueda del lugar propio, del hogar original, de la Tierra Prometida.

Curioso: a lo largo de toda su Historia, el pueblo judío no fue capaz de quedarse fijo en un lugar. A propósito u obligado por las circunstancias, siempre estuvo en movimiento, de aquí para allá. A veces próspero, a veces marginado, siempre en riesgo, pero sin detenerse.

Y, sorprendentemente, siempre repitiendo las experiencias de la Parashá Lej Lejá: obedeciendo la voz de D-os para seguir adelante, enfrentando sus miedos y sus aspectos más oscuros y lúgubres, confiando en la promesa de D-os de que siempre habría hijos que mantendrían viva la esperanza de volver al hogar ancestral, conocedores de que vendrían años de angustia y opresión, pero que de todo ello siempre saldrían avantes y hasta enriquecidos, venciendo reyes e imperios para luego sólo desear ir a Jerusalén a presentar sus diezmos y sus acciones de gracias. Y, siempre y sin falla, obedeciendo a la esposa en el hogar.

Lej Lejá es un maravilloso retrato de la idiosincracia del pueblo judío, personalizada en este Abram inicial que todavía no ha llegado al momento de hacer el pacto donde recibirá un nombre nuevo.

Acaso, la manera más genial en la que esta repetición cíclica que comienza con Abram y se perpetúa en el pueblo judío, empieza a expresarse en el párrafo donde se cuenta esa catastrófica visita a Egipto.

Si uno sigue leyendo el texto bíblico, podrá ver que esa fue la primera vez que Abram se vio envuelto en esa situación: llegó a Egipto y por miedo a ser agredido debido a la hermosura de su esposa, optó por decir que era su hermana. Y luego, a lidiar con las complicaciones.

Sorprendentemente, en la siguiente Parashá cometerá el mismo error, aunque esta vez en Gerar, al decirle al rey Abimelej que Sara es su hermana.

Muchos años después, el texto bíblico nos cuenta que Itjak también se estableció en Gerar y también cometió el mismo error, exactamente por las mismas razones.

Es una advertencia del texto bíblico: los errores se repiten, incluso en diferentes generaciones, hasta que no nosenfrentamos a ellos.

Pero también los aciertos. De ese modo, los momentos en los que Abram, Itjak o Yaacov dieron grandes saltos en su vida espiritual, son los mismos que aparecen y reaparecen a lo largo de la Historia del pueblo judío.

Y era importante señalarlo en el momento en que Ezra hizo la compilación definitiva de estos relatos.

Así, su pueblo podría entender que así como Abram había sido transformado en Abraham, y más tarde Yaacov había cambiado su nombre por Israel, ahora ellos mismos tenían que enfrentar la nueva etapa donde ya no eran conocidos como “israelitas”, sino con un nuevo nombre que habría de hacerse célebre, y que sigue resonando en las cabezas de toda la humanidad.

Judíos.

El cambio es bueno. La evolución es deseable. No hay que detenerse nunca, aunque eso signifique regresar a las ruinas de nuestros ancestros para reconstruirlas.

En esas mismas épocas de restauración post-exílica, un profeta anónimo lo escribió de un modo incomparablemente bello. Su texto luego fue anexado al libro del profeta Isaías. Esto es lo que nos dice:

“Entonces invocarás, y te oirá el Señor, clamarás, y dirá Él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día. El Señor te pastoreará por siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar” (Isaías 58:9-12).

¿En que se manifiesta, de manera inequívoca e indiscutible, que los judíos somos la descendencia de Abraham, el amigo de D-os? En que llevamos su sello a donde quiera que vayamos; somos la repetición continua de su propio periplo; nuestros pies han caminado exactamente por los mismos caminos y llegado a los mismos lugares. Abandonando las zonas de comfort, enfrentando nuestros miedos, levantándonos de nuestros errores, derrotando reyes e imperios, anhelando el regreso a Jerusalén, manteniendo el Pacto con el D-os de Israel. Y, claro, obedeciendo a nuestras esposas.

En términos literarios, así empieza la historia del pueblo judío en la Biblia, con Abram obedeciendo la orden de D-os: Lej Lejá.

En términos existenciales, el viaje continúa. Abraham sigue caminando por el mundo en cada uno de sus descendientes.

Concluyo con una reflexión sobre una de las canciones judías más hermosas, célebres, pero que pueden resultar desconcertantes para muchos. Se trata de la canción en Ladino llamada Avraham Avinu, que comienza con un párrafo que parece no tener ninguna lógica:

Kuando el rey Nimrod
Al campo salía
Miraba en el cielo y en la estreyería
Vido una luz santa en la djudería
Ke había de nacer Avraham Avinu

¿Nimrod vio una estrella sobre la judería y supo que iba a nacer Abraham? Pero si los judíos –y, por lo tanto, las juderías– somos muy posteriores a Abraham.

Seguro. Pero no es eso. Según el Midrash, Nimrod era un gran astrólogo. Al ver las estrellas, supo que habría judíos y juderías, y supo entonces que estaba por nacer Abraham.

Avraham Avinu, Padre bendisho, luz de Israel.

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Génesis y sus dos relatos de la Creación (parte V)

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IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En una sociedad donde el ideal del varón es el fuerte semidivino, y el de la mujer es la hermosa-objeto, no puede existir una correcta comunicación entre uno y otro. Dicha sociedad está destinada al fracaso.

Génesis VEn las cuatro notas anteriores ya vimos los dos relatos de la Creación, uno enfocado a la creación del hombre como sociedad, y el otro al hombre como individuo. Ya vimos, además, el primer relato de la caída, que continúa con la perspectiva individual del ser humano.

Vamos ahora con lo siguiente: la caída o fracaso del ser humano, regresando a la esfera colectiva. Es decir, la caída de la sociedad.

Se trata de un realto imponente centrado en un nuevo personaje: Noaj o Noé.

¿Cuál es el problema planteado por este relato? El fracaso de una sociedad definida por el redactor final del Génesis en estos términos: “Y vio el Señor que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).

¿Por qué se llega a esta situación? Aparentemente, el texto no lo dice. Simplemente señala un descomunal nivel de corrupción en el ser humano.

Pero eso no es correcto. El texto sí nos da una razón que explica la decadencia del ser humano.

En los cuatro versículos anteriores, aparece uno de los relatos más desconcertantes del Génesis: “… cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de D-os que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas… había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después de que se llegaron los hijos de D-os a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron hombres de renombre”.

¿De qué se trata todo esto? Han existido montones de controversias para explicar quienes fueron “los hijos de D-os” que se enamoraron, casaron y procrearon con las “hijas de los hombres”. ¿Ángeles? ¿Demonios?

En realidad, eso es lo de menos para entender el texto. Lo que tenemos que tener presente es otra cosa, y es el contexto histórico en el que este relato, sin duda ancestral, fue seleccionado para quedar en este punto del Génesis.

Recordemos: la redacción final del Génesis se hizo después del exilio en Babilonia, y fue parte del esfuerzo de Ezra y su generación de escribas para restaurar no sólo las Escrituras Sagradas del Judaísmo, sino también el sentido de identidad del pueblo de Israel.

Y según el capítulo 10 del libro de Ezra, uno de los principales problemas que tuvieron fue que muchos judíos habían tomado como esposas “mujeres extranjeras”.

¿Por qué era esto un problema? Porque era la resaca de la estrategia que, originalmente, habían establecido los babilonios para destruir la identidad israelita: mezclarlos.

Esta fue una estrategia muy usada por asirios y babilonios para destruir desde adentro a las naciones conquistadas y evitar que, eventualmente, surgieran brotes de nacionalismo. De hecho, para eso es exiliaban a las poblaciones: para que en otros lugares se mezclaran con otros pueblos, y de esa mezcla surgieran grupos mestizos sin una identidad definida, más aptos para ajustarse a la vida como vasallos del imperio.

Por eso, justo en el momento en el que Ezra, Nehemiah y Zerubabel estaban intentando sacara al pueblo judío del exilio, los matrimonios mixtos fueron vistos como una gran amenaza. Eran, en su contexto histórico, el triunfo del exilio impuesto por Babilonia. Por lo tanto, había que evitarlo a toda costa.

Esa es la razón por la que, desde un principio, el Génesis (libro elaborado a partir de relatos ancestrales, pero organizado como lo conocemos para reeducar a los judíos de este momento posterior al exilio) identifica que el problema que arrastra a una sociedad hacia su colapso tiene que ver con la mujer.

Todo comienza con la complicada situación de que las mujeres hermosas pueden ofuscar no sólo a los hombres, sino también los seres sobrehumanos.

Ese es el principio de la deshumanización.

Y es que el extraño relato va hacia allá: lo que comienza con “hijos de D-os” seducidos por la belleza de las mujeres, continúa con “gigantes en la tierra” y una generación que “sólo piensa en el mal”, y termina con D-os declarando que esa sociedad es inviable y tiene que ser destruida.

Con ello se matan dos pájaros de un tiro, porque el relato se mete con otro tema que debió resultar particularmente importante a la generación nacida y crecida en Babilonia que, repentinamente, tenía que escuchar de Ezra, Nehemiah y Zerubabel acerca de la importancia de abandonar Babilonia y regresar a reconstruir Judea, un país devastado y en la miseria.

La idea de seres celestiales mezclándose con mujeres, gigantes y “hombres de renombre famosos desde la antigüedad” es, a todas luces, un ataque directo contra las mitologías circundantes (en realidad, contra cualquier mitología, porque todas tienen en común los elementos aquí criticados). ¿En qué sentido? En el sentido de que una sociedad que alaba y engrandece a los seres que son mitad divinos y mitad humanos (idea presente en todas las mitologías) es una sociedad lista para el colapso.

Y volvemos al punto: se trata de un problema de deshumanización.

Y se dan dos razones para entender la deshumanización: no saber qué lugar darle a la mujer, y no saber qué lugar darle… al varón.

¿Cuál es el lugar correcto del varón y la mujer? Volvamos al relato de la Creación del ser humano como sociedad. Génesis 1:27 lo dice muy claramente: a Imagen y Semejanza de D-os creó D-os al ser humano. Varón y Hembra.

El lugar correcto del ser humano, tanto varón como hembra, es la igualdad. Sólo cuando ambos se complementan, se reproduce la Imagen y Semejanza de D-os.

Allí está el error en Génesis 6: creer que el universo está organizado de tal manera que hay seres que son superiores a otros, que las mujeres pueden ser reducidas al mero papel de objetos, y construir una visión del universo en donde los “seres de renombre” son vistos como gigantes o como divinos, por encima del resto de la humanidad.

Una sociedad que ha llegado a estos excesos es una sociedad decadente que ya no puede sustentarse por mucho tiempo.

Y es que es obvio: el vínculo varón-hembra es la base de la sociedad (según lo dice Génesis 1:27). Por lo tanto, la perversión de los valores sobre lo que es el varón y lo que es la mujer, inevitablemente afectan el cómo se relaciona el uno con el otro. Destruida la armonía de esta relación, es cuestión de tiempo para que todo el tejido social colapse.

La destrucción de esa sociedad disfuncional está narrada en el relato del Diluvio, que concluye con un nuevo inicio de la sociedad humana. ¿Cómo? Otra vez con el concepto de pareja (varón-hembra) como la base de todo: del Arca salen cuatro parejas. En el nuevo inicio, hombre y mujer otra vez están en un plano de absoluta igualdad. Si son capaces de preservar ese equilibrio, la humanidad tendrá un futuro prometedor. Si no, sólo estarán repitiendo el mismo esquema que siempre concluye con el colapso social.

De este modo concluye el brillante análisis de la naturaleza humana que encontramos en dos relatos diferentes sobre la Creación.

Parecen contradictorios, pero la realidad es que nos ponen frente a ideas sublimes que ofrecen mucha, demasiada luz sobre lo que debería entender todo individuo y toda sociedad.

Se trata, al final de cuentas, de una búsqueda del equilibrio en la que destacan las siguientes ideas:

1. La base del conocimiento humano es la ciencia, no la religión.
2. Lo que le ofrece un sentido existencial al ser humano es la religión, no la ciencia.
3. La ciencia es un patrimonio de toda la humanidad.
4. La religión es una práctica que sólo tiene sentido en el ámbito colectivo.
5. No se debe confundir religión con espiritualidad; sus naturalezas son distintas.
6. La espiritualidad pertenece a la esfera individual del ser humano.
7. El principal reto del individuo está en el lenguaje; entender y darse a entender.
8. La espiritualidad te pone en contacto con D-os, pero no es garantía de que “tú seas quien ya entendió a D-os”.
9. La comunicación entre el varón y la mujer a nivel individual te llevará, inevitablemente, al reto de comprender la relación entre el bien y el mal.
10. Eso sólo se puede hacer fuera o después de la condición de inocencia ignorante representada por “el paraíso”.
11. La pérdida del equilibrio necesario para el funcionamiento de la sociedad comienza cuando se tergiversa el papel de la mujer y se le reduce a mero objeto.
12. El proceso continúa cuando se tergiversa el papel del varón y a lo que se aspira es a “la fama de los semidioses”.
13. En una sociedad donde el ideal del varón es el fuerte semidivino, y el de la mujer es la hermosa-objeto, no puede existir una correcta comunicación entre uno y otro.
14. Dicha sociedad está destinada al fracaso.

Con ese sorprendente análisis concluye la primera parte del Génesis y comienza la saga de Abraham, que no es otra cosa sino la búsqueda del equilibrio perdido. Por eso, dicha búsqueda iniciará con tres Patriarcas –Abraham, Itzjak y Yaacov–, porque el tres es el número del equilibrio, lo cual queda representado por el signo vocálico llamado SEGOL, que consiste en TRES PUNTOS.

Eso, a su vez, está relacionado con que Israel es llamado AM SEGULÁ, que normalmente se traduce como “pueblo elegido”, pero que puede entenderse también como “pueblo del equilibrio”.

Difícil búsqueda, pero no tenemos alternativa.

Concluyo contestando una pregunta que no se planteó en estas notas, pero que me han hecho muchas veces:

¿Por qué la Biblia, si es la Palabra de D-os, es tan violenta?

No. La Biblia no es violenta. NOSOTROS SOMOS VIOLENTOS. La Biblia sólo nos retrata tal cual somos.

Pero nos reta a buscar ese equilibrio que nos lleve a ser mejores.

Y aceptarlo o rechazarlo es única y exclusivamente nuestra decisión.

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Etgar, no eres anti-israelí, pero eres ingenuo

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Respuesta de Irving Gatell a Etgar Keret.

IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El destacado escritor israelí Etgar Keret acaba de publicar una carta en donde explica su postura respecto al conflicto, señalando –de manera bastante acertada– que es injusto e inexacto acusarlo de ser “anti-israelí”.

Y me parece que tiene razón. Es evidente su orientación hacia lo que podemos definir como la izquierda israelí, y no es un secreto que muchos izquierdistas israelíes son –paradójicamente– anti-israelíes. Pero también es cierto que Etgar Keret no asume este tipo de posturas. De una manera bastante concisa, explica cómo un asunto tan complejo como el conflicto con los palestinos tiene muchos matices, y es totalmente inadecuado pensar que sólo hay pro-israelíes y anti-israelíes. Keret, de un modo bastante eficaz, demuestra que hay muchas posturas intermedias. A partir de ello, él mismo opta por definirse como un “ambi”, haciendo referencia a que se puede ser ambiguo en el sentido de que no se es ni “pro” ni “anti”.

Hasta allí está bien. De hecho, me parece que bastante bien. Pero en el último párrafo pierde por completo el piso al hacer alusión al eterno caballito de batalla de la propaganda que sí es, abierta y conscientemente, anti-israelí. Dice: “Los términos ambi-israelí o ambi-palestino simplimente indicarán lo complejas que son nuestras opiniones acerca de los asuntos del Medio Oriente, mientras son resueltos. Aquellos con posturas ‘ambi’ podrán apoyar el fin de la ocupación mientras también condenan a Hamás; creerán que el pueblo judío merece un Estado pero también mantendrán que Israel no debe ocupar territorios que no le pertenecen”.

Oh. El asunto de la “ocupación”. Ese que no se sustenta ni legal ni históricamente.

La “ocupación” no es un concepto abstracto ni subjetivo. Es algo definido con toda propiedad en el artículo 42 de las Regulaciones de La Haya de 1907, y presupone como requisito obligatorio que el lugar “ocupado” posee su propio gobierno en el momento de la ocupación (el cual es desplazado del poder por el gobierno ocupante), y que el control político, económico o militar de la “potencia ocupante” se da sin el consentimiento del gobierno depuesto.

Ninguna de esas dos condiciones esenciales se cumplen en el conflicto israelí-palestino. Cuando Israel tomó el control de Cisjordania y Gaza, los gobiernos desplazados fueron los de Jordania y Egipto, respectivamente. No existía nada remotamente similar a una “autoridad palestina”. Por lo tanto, los únicos países que tendrían cierto derecho (cuestionable, además) para hacer reclamos a Israel serían esos dos. Nadie más.

Hay otro detalle: las condiciones según las cuales Israel mantiene cierto control militar y económico en algunas zonas, fueron debidamente acordadas en 1993 por el gobierno israelí, las autoridades palestinas y los terceros que colaboraron en la firma de los Acuerdos de Oslo. Por lo tanto, los palestinos no pueden apelar a que Israel ejerce ese control “sin su consentimiento”. Hay un tratado firmado. Cualquier objeción es inválida.

Y hay más: Israel y Palestina no tienen fronteras oficiales. Una “ocupación” se da, por definición, en el momento en el que un poder político, económico o militar se impone más allá de sus fronteras. Pero los palestinos se han negado, sistemáticamente, a negociar fronteras oficiales y definitivas con Israel (y más adelante explicaré por qué). Por lo tanto, y en conformidad con las resoluciones de la ONU, la realidad es que estamos hablando de un territorio en litigio, no de una ocupación de un país por otro.

Se podría apelar a un razonamiento un tanto subjetivo, pero basado en hechos históricos, para intentar defender la idea de una “ocupación israelí”. Para ello, habría que demostrar que a lo largo de la Historia existió un “territorio palestino” claramente vinculado con un “pueblo palestino”, y que en algún momento Israel invadió y tomó el control de “ese territorio” (sometiendo a “ese pueblo” a su propio dominio).

Pero es imposible. De hecho, el simple análisis del trasfondo histórico nos revela una situación más compleja y, por cierto, atroz.

El territorio conocido históricamente como Palestina fue creado artificialmente por el emperador Adriano en el ao 135. Es decir: no se trata de un territorio histórico vinculado con un grupo histórico, como lo podía ser en ese tiempo la provincia de Fenicia, la Galia, Macedonia o el Ponto. Se trató de una medida administrativa eminentemente punitiva, aplicada como castigo a la nación judía después del segundo levantamiento armado (años 132-135). Para crear Palestina, Roma eliminó las fronteras de lo que previamente había sido Judea, Samaria, Galilea.

Dicho en otras palabras, el nacimiento de Palestina fue un cuestión administrativa, sin que existiera un grupo identificable como “pueblo palestino”. En consecuencia, el apelativo de “palestino”, desde su origen, designó al habitante de una región, no al integrante de un “pueblo”. Es decir: era palestino cualquiera que tuviera su cuna en Palestina, sin importar si era judío, idumeo, nabateo, árabe, fenicio o descendiente de los griegos allí establecidos en tiempos de Herodes el Grande.

Estos grupos se mantuvieron en la zona en condiciones más o menos estables hasta la invasión árabe en el siglo VII, con lo cual todos, salvo el grupo judío, se homogeneizaron hasta ser identificados simplemente como “árabes” (definición más válida por el idioma que hablaban que por el origen étnico cultural que tenían). Desde entonces, en términos generales la “población palestina” estuvo integrada por judíos y árabes (estos últimos, cristianos o musulmanes).

Después de ser provincia del Imperio Romano, Palestina fue provincia de los Imperio Romano de Oriente y Bizantino, Califato Omeya, Reinos Cruzados, Califato Mameluco, Imperio Otomano e Imperio Británico. En todas estas etapas, sin excepeción, su demografía conservó las mismas características: baja población, la mayoría fluctuante, integrada por árabes y judíos.

El último antecedente legal previo a la creación del Estado de Israel fue el Protectorado Británico de Palestina, vigente desde 1917 hasta 1946, y que abarcó el territorio que hoy ocupan Israel, los llamados “territorios palestinos” y Jordania.

Basta consultar cualquier publicación de la época para corroborar que todos los habitantes de esa zona, judíos o árabes por igual, eran llamados “palestinos”.

Tomando en cuenta ese hecho histórico objetivo e inobjetable, se puede entender por qué lo que actualmente se denomina “pueblo palestino” y “territorio palestino” es una falacia histórica sin fundamento en la realidad.

Empecemos por el territorio: si algo podría ser llamado “territorio palestino” no es sólo las actuales Franjas de Cisjordania y Gaza, sino todo el territorio que abarca Gaza, Israel, Cisjordania y Jordania.

Y respecto a la población, los “palestinos” son los descendientes de todos aquellos que estaban viviendo en el Protectorado Británico de Palestina en 1946. Esto incluye a los gazatíes, a los israelíes, a los hoy llamados “palestinos” y a los jordanos.

En 1946 comenzó el proceso de desmantelamiento de la estructura colonialista inglesa en la zona. El primer paso fue la creación de Jordania como Estado independiente (aunque sus fronteras ya se habían delineado –en realidad, inventado– desde 1922, aunque sin darle una independencia real a lo que entonces se le llamó “Reino Hachemita de la Transjordania”). El proceso tenía que haber concluido en 1948 con la creación del Estado de Israel y la de otro Estado árabe cuyo nombre nunca se especificó.

Con ello, la antigua Palestina tenía que haber desaparecido del mismo modo que nació (por decreto), y entonces estaríamos hablando de territorios post-palestinos (Israel, Jordania y otro Estado árabe) y de poblaciones post-palestinas (israelíes, jordanos y los ciudadanos del otro Estado árabe).

¿Qué religión o a qué grupo étnico cultural debería pertenecer la población post-palestina de cada uno de estos tres Estados? A NINGUNO. La ciudadanía de un Estado no se define por una vinculación “nacional”, étnica-cultural o religiosa. Actualmente hay alrededor de 50 mil judíos en México, y no por el hecho de ser judíos dejan de ser mexicanos. Lo mexicano –al igual que lo palestino en 1946– es una condición jurídica que vincula a una persona (sin importar su origen o credo religioso) con una entidad jurídica (el Estado Mexicano).

El proceso no concluyó. La negativo árabe a aceptar los términos del Plan de Partición de 1947, que señalaba las fronteras de un Estado judío, derivaron en una guerra que al final de cuentas ganó el recién creado Estado de Israel, y el tercer Estado proyectado no se consolidó. Su territorio quedó repartido entre Israel, Jordania y Egipto.

¿Se puede hablar de una “ocupación israelí” a partir de ello? No. Al no implementarse la Resolución 181 de las Naciones Unidas –la que establecía las fronteras de Israel y de un nuevo Estado árabe–, simplemente no existió la única base jurídica para hablar de una ocupación. Es decir: la resolución quedó obsoleta.

Al caso, sería igualmente procedente hablar de una “ocupación jordana y egipcia” de “territorios” que correspondían a otro Estado. Obviamente, nadie en ese momento se expresó en dichos términos. Ninguna organización internacional o ningún país hablaron del “territorio ocupado”, ni por jordanos, ni por egipcios, ni por israelíes.

Más aún: no apareció ningún “pueblo palestino” a quejarse de una “ocupación jordana y egipcia” de “sus territorios”. Lo único que sucedió fue que los gobiernos jordano, sirio, libanés y egipcio movilizaron a grandes contingentes de desplazados de guerra (concretamente, a todos los que no habían quedado en el territorio jordano desde 1946) y los colocaron en campamentos de refugiados.

Por eso resulta del todo improcedente hablar de una “ocupación israelí y jordana” de los “territorios palestinos”. En realidad, sólo fueron dos colectividades post-palestinas, cuyos integrantes eran todos igualmente post-plaestinos, enfrentándose en una guerra y tomando posiciones en territorio post-palestino.

Y aquí empieza la parte atroz: el discurso palestino que habla de “una lucha contra la ocupación israelí” se basa en una noción RACISTA del fenómeno: el judío y el israelí deben disociarse de lo “palestino”. Es decir: al judío, y desde 1948 al israelí, se le niega su vínculo histórico con la antigua provincia de Palestina y se le declara, arbitrariamente, un invasor.

Esa noción sería válida si todos los judíos que le dieron forma al Estado de Israel en 1948 hubieran llegado en ese momento. Pero la realidad es que en 1947 ya había una población judía superior a los 600 mil en el Protectorado Británico de Palestina, por lo que el Estado de Israel fue fundado con población judía local. Si en los tres años siguientes la población judía prácticamente se duplicó, fue debido en gran medida a que los países árabes, en uno de los gestos racistas y xenófobos más grotescos de la Historia, expulsaron a sus poblaciones judías locales.

Israel es un Estado palestino en el verdadero sentido de la palabra: es una entidad jurídica en la que evolucionó la antigua provincia de Palestina. Esa misma lógica aplica para Jordania.

Por lo tanto, el grupo hoy autodenominado “pueblo palestino” ha usurpado el término y el concepto para poder justificar su noción de “ocupación israelí”.

Y allí es donde hay que ver qué es lo que ellos mismos entienden por “ocupación israelí”.

Keret nos dice que “se puede estar en contra de la ocupación, pero también en contra de Hamas”. Bien, resulta que Hamas nos ha dado el mejor ejemplo de cómo se entiende la “ocupación israelí” entre los palestinos.

En 2005, el gobierno de Ariel Sharón procedió a la desconexión total y unilateral, de tal manera que Gaza quedó bajo control palestino absoluto. En esa zona no quedó un solo judío, un solo israelí.

Sin embargo, Hamas declaró que “continuarían con la lucha contra la ocupación israelí” hasta que Tel Aviv y Eilat también fueran “liberadas”.

Supongo que Keret es otro de tantos israelíes que, cuando hablan de “terminar la ocupación”, se refieren a que Israel deje de entrometerse en ciertos territorios a los que identifican como “palestinos”, y se repliegue hacia sus propias fronteras.

Primer problema: no existen fronteras todavía. Se tienen que negociar.

Segundo problema: eso no es lo que los palestinos entienden por “ponerle fin a la ocupación”. Esa idea implica, por definición, que existe un Estado de Israel al cual los poderes israelíes (militar, económico y político) se tienen que replegar para dejar a los palestinos “vivir libres en Palestina”.

Pero no. NINGUNA autoridad palestina, ni de Al Fatah ni de Hamas, ha reconocido la existencia ni la legidimidad del Estado de Israel. Por lo tanto, en su visión de las cosas no existe la posibilidad de que “los israelíes se replieguen hacia Israel”.

La idea de Hamas de que “hay que liberar a Tel Aviv”, repetida íntegramente por Yasser Arafat y Mahmoud Abbas, nos dice sin posibilidad de equivocarnos, qué significa “ponerle fin a la ocupación”.

Significa, simple y llanamente, destruir a Israel.

Sólo así se explica las inconsistencias en las “legítimas reivindicaciones de los palestinos”. Por ejemplo, que nunca se hablara de una “ocupación jordana y egipcia de territorios palestinos”, pese a que durante 19 años esos dos países mantuvieron un control militar y político absoluto sobre los territorios que hoy justifican la idea de una “ocupación israelí del territorio palestino”.

Otro ejemplo: el hecho de que Hamas tenga el control absoluto de Gaza, pero siga hablando de “luchar hasta ponerle fin a la ocupación israelí”.

Otro más: el hecho de que los logotipos oficiales de la Autoridad Palestina presentan un mapa donde no existe Israel; situación que se repite en los libros de texto de educación primaria que usan todos los niños en Cisjordania, en los que los mapas nunca le dan espacio a Israel. Para ellos, TODO es Palestina.

Este sesgo proviene de la naturaleza racista, xenófoba y judeófoba que ya hemos señalado en el ideario palestino: la negación de Israel y lo israelí como parte integral de la identidad palestina histórica. La verdadera identidad palestina histórica.

Su máxima expresión se logra en que el “palestino” es el único proyecto de nación abiertamente racista y descaradamente solapado: propone sin ningún recato que el Estado Palestino tiene que estar “libre de judíos”. Y el mundo lo considera normal y hasta correcto: sí, el Estado Palestino tiene que estar libre de judíos.

Lamentablemente, Etgar Keret compra este discurso de un modo ingenuo. Es obvio que él estaría en contra de estas, las expresiones más radicales. Pero al aceptar e integrar en su discurso el tema de “la ocupación israelí”, deja abierta la puerta a todo lo demás.

Porque recordemos: “terminar la ocupación” no significa que Israel se repliegue hacia su Estado y deje a los palestinos de Cisjordania en paz. Significa que deje de existir.

Si Israel se retira de Cisjordania, LOS PALESTINOS NO VAN A DECLARAR EL “FIN DE LA OCUPACIÓN”. Van a seguir atacando. Van a seguir agrediendo. Van a seguir luchando por “liberar el resto de Palestina”. Van a seguir trabajando por una Palestina en la que no haya cupo para Israel.

Esa es la molesta realidad.

Comprar ese discurso, como ya he señalado, no hace de Etgar Keret alguien “anti-israelí”. Pero sí hay que decir que evidencia que es ingenuo en su percepción del conflicto en general, y en su percepción de las motivaciones de los líderes palestinos, en particular.

Israel no es una potencia ocupante. Es la estructura jurídica –junto con Jordania– en la que evolucionó la antigua provincia de Palestina.

Los judíos y los israelíes no somos ajenos a la verdadera Palestina. Somos, de hecho, verdaderos palestinos por derecho histórico.

Los hoy llamados “palestinos” son, por definición y de principio a fin, usurpadores de una identidad que les queda demasiado grande. Tan grande, que son los únicos capaces de inaugurar un museo de “historia palestina”, aunque sin ninguna exhibición que ofrecerle al público. Un museo vacío.

Tan vacío como su historia sesgada, tan vacío como su usurpación de la verdadera identidad palestina, tan vacío como su proyecto racista de nación.

Diablos. No sé cómo es que Etgar Keret no lo quiere ver.

@IrvingGatell

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Sr. Jaime Rill Guakil Z”L

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Enlace Judío se une a la pena que embarga a la familia del

Sr. Jaime Rill Guakil Z”L

El sepelio se llevará a cabo hoy a las 15:00 hrs. en el Nuevo Panteón Jardín

Los rezos serán en Bosques de las Lomas.

Shajrit: 7:45 a.m. / Minjá: 8:00 p.m.

Esposa: Karen Levy

Hijos: Deborah, Salomón y Galia Rill Levy

Hermanos: Alberto y Elsa Rill Guakil

Que no sepan más de penas.

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Hacer la paz con Turquía: una posible genialidad de Netanyahu

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IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Pese a la abierta oposición de distinguidos miembros del gabinete –como Avigdor Lieberman, Ayelet Shaked y Naftalí Bennett–, Netanyahu tiene un proyecto que incluso a la mayoría de la población israelí le parece extraño: reconciliarse con Turquía. Según los sondeos de opinión, más de la mitad de los israelíes están en contra de semejante movimiento político.

¿Por qué Netanyahu, un político con mucha experiencia y una elevada capacidad de previsión, insiste entonces? Pareciera una locura o imprudencia, pero al empezar a rascarle al asunto, se asoma otro panorama.

Es lógico que haya una marcada animadversión política por parte de Israel hacia Turquía. La hostilidad del país heredero del Imperio Otomano hacia Israel ha sido notable; durante muchos años, el presidente turco Erdogán no ha tenido empacho alguno en apoyar a grupos terroristas abiertamente comprometidos con destruir a Israel, como Hamas. En su descontrol sin límites, ha exigido en repetidas ocasiones que Israel cancele el bloqueo militar a Gaza, e incluso que permita que Turquía se haga cargo de ese enclave costero actualmente gobernado por terroristas. Muchos dirigentes de Hamas han establecido su residencia en Estambul, y se sabe que desde allí se organizó el secuestro de tres jóvenes israelíes en 2014, situación que detonó la última guerra entre Israel y Gaza.

También están los casos de las flotillas de “activistas” que intentan romper el bloqueo a Gaza. El caso más famoso fue el del Navi Marmara, hace seis años, interceptado por tropas israelíes cuando intentaba acercarse a Gaza, y cuyos tripulantes agredieron a los soldados judíos intentando matarlos. En la confrontación que se dio cuando las tropas israelíes se defendieron, murieron diez turcos. De hecho, este fue el evento que llevó al máximo deterioro posible las relaciones entre Turquía e Israel, que terminaron con el retiro mutuo de embajadores.

Desde entonces, la exigencia turca para una posible reconciliación ha sido que Israel ponga fin a su embargo contra el grupo terrorista Hamas, y que se pague una indemnización a los familiares de los muertos del Navi Marmara.

Turquía no sólo se ha peleado con Israel. En realidad, esa misma actitud beligerante y poco mesurada le ha llevado a ponerse en pleito con prácticamente todos.

El problema ha sido, fuera de toda duda, que Erdogán perdió el piso hace mucho. Prácticamente enloqueció. Vive obsesionado con el sueño de convertirse en el nuevo Sultán Otomano, y su arrogancia le ha llevado a tratar con la punta del pie a cualquier cantidad de grupos, personas y hasta países. Primer Ministro entre 2003 y 2014, y Presidente desde entonces, su agresividad ha ido en aumento al mando del país con el ejército más poderoso de la OTAN, salvo por el de Estados Unidos.

Pero tanta imprudencia no puede quedar sin consecuencias. En el marco de la guerra civil en Siria, Erdogán ha logrado lo que nadie se hubiera imaginado en otros tiempos: dejar a Turquía en el aislamiento político casi total.

Erdogán sueña con reconstruir la gloria del Imperio Otomano. Desde que comenzó la guerra civil en Siria hace cinco años, calculó que podría ser el momento para desplazar a Irán del control de Siria. Por ello, desde Turquía se empezó el apoyo hacia grupos extremistas islamistas alzados en armas contra Bashar el Assad.

La llegada del Estado Islámico vino a complicar el panorama sirio e internacionalizó el conflicto. Poco a poco y además de Turquía e Irán, otros países como Rusia, Estados Unidos y varios miembros de la Unión Europea se unieron al conflicto, aunque no de manera unificada. La consecuencia inevitable fue que la confrontación, lejos de resolverse, empeoró.

Turquía no tuvo empacho alguno en apoyar abiertamente al frente Al-Nusra, uno de los grupos rebeldes islamistas más radicales del conflicto; además de brindar su apoyo velado pero significativo al propio Estado Islámico.

Esa situación puso, poco a poco, a Erdogán en abierto conflicto con Rusia –que está apoyando a Bashar el Assad justo porque no quiere que se cree un vacío de poder que sea inmediatamente capitalizado por el Estado Islámico– y con los Estados Unidos y la Unión Europea –que apoyan a los grupos rebeldes no radicales y que desean la deposición de Bashar el Assad para que se pueda establecer un nuevo gobierno en Siria–.

El panorama se complicó más cuando se hizo pública la evidencia que demostraba que el hijo de Erdogán hacía negocios en beneficio del Estado Islámico. Con ello, el presidente turco vio muy comprometida su imagen ante el resto de la OTAN, y las fricciones en la frontera con Siria e Irak se incrementaron.

Aparte de ello, está la vieja disputa que Turquía tiene con la minoría kurda. Erdogán ha tratado de aplastarla, infructuosamente. Pero el problema ha ido más lejos, debido a que los kurdos son la principal oposición al Estado Islámico en términos prácticos, y los ataques de Erdogán hacia las milicias kurdas sólo han empeorado su imagen ante los países involucrados en el conflicto en Siria.

El clímax de su imprudencia se dio el año pasado, cuando la artillería turca derribó un avión ruso en la frontera con Siria. De hecho, fue en un momento en el que Turquía estaba particularmente desprestigiada y en franco deterioro de sus relaciones con Rusia. Es muy probable que Erdogán haya intentado generar una fricción extrema, incluso con riesgo de una confrontación abierta con Vladimir Putin, para presionar a la OTAN a ponerse a favor de Turquía.

Pero la OTAN no reaccionó. En términos prácticos, dejó sola a Turquía en su pleito con los rusos, y Erdogán se vio aislado como nunca en el panorama internacional. Había logrado enemistarse con todos.

Rusia mantenía varios negocios con Turquía, especialmente en materia de energéticos. De inmediato, muchas de estas transacciones se cerraron por órdenes del gobierno de Moscú. La consecuencia fue que, además de la debacle diplomática, Turquía también vio comprometida su estabilidad económica, en un marco donde ningún país vecino mostró ninguna disposición a ayudar (sobra decir que Turquía también tiene problemas con Grecia y con Chipre).

Por eso llama la atención la postura de Netanyahu. ¿Para qué quiere reconciliarse con un país que todo lo ha hecho mal en los últimos años? Cierto que ya logró que Erdogán renuncie a sus exigencias de que se levante el embargo a Gaza, y de que esa zona quede bajo control turco. Pero ¿eso justifica el nuevo acercamiento israelí? O dicho de otro modo: ¿Realmente Israel necesita mejorar sus vínculos con Turquía?

Netanyahu sabe perfectamente bien que en política, al igual que todo en la vida, las cosas cambian.

Hace cinco años era impensable un acercamiento entre Israel y Arabia Saudita. Y, sin embargo, los conflictos derivados de la guerra civil en Siria ya provocaron ese “milagro”. El mapa geopolítico de Medio Oriente se ha redefinido, y un nuevo bloque de aliados integrado por Egipto, Israel, Jordania y Arabia Saudita (con todos los Emiratos Árabes detrás) ha tomado forma y promete ser el bastión de estabilidad en un futuro no muy lejano.

Otra situación que hace cinco años nadie hubiera previsto es que esos países, tradicionalmente aliados de Estados Unidos, cambiaran su prefrencia sin ningún recato y optaran por acercarse a Rusia. Claro, hace cinco años nadie se imaginaba que la política exterior de la administración Obama fuese a resultar tan desastrosa.

Del mismo modo, nadie hubiera calculado que Irán se metería en tantos problemas y además perdería el control absoluto sobre Siria, arrastrando con ello a Hizballá a una guerra que no le ha dejado nada bueno, y que sólo ha servido para destruir por completo su reputación en el mundo musulmán.

Sin embargo, la visión política de Netanyahu permitió que Israel se anotara varios puntos a favor en medio de toda esta convulsión que nadie predijo.

Contrario a las amenazas de la izquierda israelí, según las cuales Israel quedaría aislado por culpa de la política “intransigente” de Netanyahu, la realidad es que si un país está cómodamente posicionado en todo este conflicto es Israel.

Por ejemplo: Rusia se involucró hace un año directamente en la guerra, y lo hizo con el definido objetivo de defender a Bashar el Assad y evitar que los grupos rebeldes apoyados por Estados Unidos y la Unión Europea, además del Estado Islámico, lo tumbaran del poder. Eso, en apariencia, lo puso del lado de Irán, enemigo abierto de Turquía, Arabia Saudita e Israel. Muchos consideraron que con esa nueva estrategia, el país que más vería afectada su fuerza e influencia política y militar en la zona sería, precisamente, el Estado Judío. Incluso, no faltaron los antisemitas que de inmediato celebraron que “iban a poner a Israel en su lugar”.

Pero no. A la larga, sucedió todo lo contrario: Rusia e Israel se han coordinado de tal manera que ambos han podido defender sus propias agendas militares sin interferir uno con el otro. De hecho, la percepción obligada a estas alturas es que las dos naciones se han acercado al punto en que, más bien, ahora son aliados.

Cierto: Rusia está defendiendo a Bashar el Assad, pero también es cierto que Israel prefiere que Assad siga en el poder. Y es que ambos están conscientes de que cualquier vacío de poder en la zona sería inmediatamente copado por grupos islamistas como el ISIS o Al-Qaeda. Assad, a fin de cuentas, es un dictadorzuelo mediocre y predecible, fácil de controlar. Hasta el inicio de la guerra civil en Siria, Israel mantuvo a raya todas las coyunturas conflictivas que se dieron con Siria, incluyendo la destrucción de una planta de desarrollo nuclear.

También es cierto que Rusia hace demasiados negocios con Irán, y eso pareciera ir en contra de los intereses de Israel. Pero no es tan simple. En realidad, Rusia está justamente haciendo eso: negocios. Putin sabe que Irán está obsesionado con recuperar el control geopolítico que tuvo alguna vez en Siria, y para ello necesita asesoría militar y armas. Y sabe que Estados Unidos acaba de levantar una serie de sanciones contra Irán que han permitido que el país de los Ayatolas disponga de cerca de 100 mil millones de dólares en efectivo. Y, sobre todo, sabe que Irán es lo suficientemente imprudente como para gastarse ese dinero en armas rusas.

Por eso a Rusia le conviene que el conflicto en Siria sea lo más largo posible. Va a ser una fuente de dinero fresco justo en los momentos en que la caída en los precios del petróleo ha puesto en crisis a la economía rusa.

Todo ello deja en claro por qué Putin no tiene interés alguno en confrontarse con Israel. Consciente de que la ineptitud de Obama ha dejado a Estados Unidos fuera de la jugada, en el Kremlin saben que la estabilidad de Medio Oriente vendrá de Israel, Egipto, Jordania y Arabia Saudita. Y estabilidad significa negocios en una zona donde está el país con mayor inovación tecnológica per cápita (Israel) rodeado de aliados que todavía gozan de mucho dinero en los estertores de la era del petróleo (como Arabia Saudita).

Es obvio que Rusia no se quiere pelear con ellos. Todo lo contrario: mientras mejores posibilidades haya de fortalecer los vínculos económicos y comerciales, más beneficios reales habrá para Rusia, un gigante en crisis desde hace casi 30 años. Llegado el momento, Irán va a ser fácilmente desechable para Putin. En este momento tiene mucho dinero que se le puede quitar fácilmente por sus obsesiones militares, pero eso se va a acabar.

Pero ¿qué opina Rusia de una posible reconciliación entre Israel y Turquía? Aparentemente, nada que cause preocupaciones en Jerusalén. Netanyahu estuvo apenas en Moscú, y para ese entonces ya estaban muy avanzadas las conversaciones extra-oficiales entre turcos e israelíes en pro de la reconciliación. Pese a ello, ni Netanyahu ni Putin hicieron comentarios al respecto. Y desde que el asunto se ha vuelto público y está en boca de todos, Rusia sigue sin expresar ningún tipo de molestia. Pareciera, con ello, que es una situación que le complace.

Y vuelvo al punto: Netanyahu tiene una gran capacidad de previsión política. Putin también. Prevén que algo bueno puede salir de todo esto.

Y es que, como ya se dijo, nada es eterno en política. Y eso incluye a Erdogán, un líder que ha dilapidado su prestigio en proyectos inútiles, y que ahora ni siquiera puede ofrecerle seguridad a su propia población (Turquía es el país donde se están dando atentados terroristas graves con más frecuencia).

Con Erdogán, sin él, o a pesar de él, es previsible que Turquía cambie de rumbo política en un plazo nada lejano. Su situación es insostenible.

La pregunta es ¿hacia dónde se va a mover? Evidentemente, Israel ha tomado la iniciativa para que, llegado el momento adecuado, Turquía se mueva hacia el nuevo eje El Cairo – Jerusalén – Amán – Ryad. Si es así, Putin está sonriendo más que complacido en su cómodo sillón del Kremlin.

Imagínense un bloque económico y militar integrado por las dos mayores potencias militares de la zona (Israel y Turquía), el líder del mundo petrolero árabe (Arabai Saudita), la puerta de acceso al mercado africano (Egipto), el país que tiene que ponerle los límites a las pretensiones territoriales de Irán y del Estado Islámico (Jordania), la puerta de acceso al mercado europeo (Turquía), y la nación con mayor desarrollo tecnológico per cápita en el mundo (Israel).

Me parece que Rusia ya se lo imaginó, y ya está haciendo cuentas felices de los futuros negocios. Obama, Hillary y Trump, evidentemente, ni se han enterado de lo que sucede, así que Rusia lleva toda la ventaja posible. ¿Europa? Sigue en sus babas. Nunca ha entendido al Medio Oriente; siempre ha querido imponer soluciones de estilo colonialista, y sólo ha logrado fallo tras fallo. ¿Irán? Su poderío está en decadencia. Sacrificó a Hizballá para mantener a Assad en el poder, y de todos modos perdió toda la parte oriental y central de Siria. Además, su deuda con Rusia es enorme y sigue creciendo.

¿Y Turquía? Era quien más había perdido, pero ahora tiene una inmejorable oportunidad de empezar a acercarse al grupo de países que mejor futuro tienen en esa zona.

Si Erdogán es moderadamente inteligente, se moverá hacia allá. Si no, serán los turcos los que le pongan fin a su fallido proyecto imperial.

Mientras tanto, Netanyahu está haciendo todo lo posible para vencer los prejuicios de la clase política israelí y dar el primer paso en la construcción de un puente que, a mediano y largo plazo, puede darle una fisonomía completamente distinta al Medio Oriente.

@IrvingGatell

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Rab Moisés Chicurel Franco, a cargo del Rabinato de la Comunidad Sefaradí

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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

A los socios de la Comunidad Sefaradí A.C.

Estimados socios.

Nos permitimos informar que a partir de esta fecha el Rabinato de la Comunidad Sefaradí estará a cargo del Rabino Moisés Chicurel Franco, quien con gusto atenderá todos los asuntos relacionados con el Área Religiosa, brindándoles a ustedes la atención y apoyo que se merecen.

Estamos seguros de que con el trabajo, dedicación y compromiso con los cuales se ha desempeñado en nuestra institución durante estos últimos años, mantendrá la identidad y los valores que han caracterizado a nuestra comunidad desde sus inicios.

Deseamos que el Todopoderoso ilumine y guié su camino hacia una labor fructífera en este nuevo liderazgo en compañía de todos los que colaboran en el Área Religiosa.

 

ATENTAMENTE,
Consejo Directivo

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Newsletter 30 de Junio 2016/Terrorista palestino asesina a niña israelí de 13 años mientras dormía, ¿quién es el autor del atentado de Estambul? – El superhéroe paisano

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Año MMXVI – Semana 230 – Edición 278 – Del 30 de junio al 6 de julio del 2016
 





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CADENA dona 120 sistemas de alerta sísmica en Coatzacoalcos

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Debido al alto índice de sismicidad en la zona sur, la asociación civil CADENA, de la Comunidad Judía de México, donó 120 sistemas de alertamiento sísmico anticipado a 20 escuelas e instituciones públicas de los municipios de la región.

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

El representante de la Comunidad Judía de México, Luis Antonio Alday Larrauri, dijo que este tipo de aparatos son una herramienta para detectar el riesgo sísmico en la zona, ya que tienen tecnología de punta, además de prevenir a la población.

Cabe precisar que de acuerdo a los últimos datos de la Secretaría de Protección Civil en el Estado, se han registrado hasta el pasado 27 de junio 171 sismos en toda la entidad, siendo la zona sur la de mayor incidencia.

Entrevistado durante una capacitación a dependencias que tendrán este aparato, Alday Larrauri, agregó que las alertas sísmicas miden las ondas a través de unidades de medida de la aceleración en el Sistema CGS llamadas Gal y no en escala de Richter.

“Se denomina alertamiento sísmico anticipado y lo que hace es medir las ondas sísmicas para anticipar un sismo que pudieran poder en peligro a las personas”, detalló.

Al momento de activarse, se da con un margen de anticipación de 30 minutos a un minuto y medio, sin embargo, las escuelas o dependencias que tengan este tipo de alertas deberán contar en forma paralela con un plan interno de Protección Civil.

La alerta se encenderá en caso de un potencial de mayor peligro.

Recordó que los temblores más fuertes en la entidad veracruzana se registraron en 1920 en Xalapa y en 1973 en Orizaba, y en este año se han presentado microsismos.

Fuente:imagendelgolfo.com.mx

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Rabino Alejandro Mlynski Z”L

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Enlace Judío se une a la pena que embarga a la familia del

Rabino Alejandro Mlynski Z”L

Falleció el pasado viernes 1 de julio de 2016 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Su levaye tuvo lugar la mañana del domingo 2 de julio en el Bet Hajaim de la comunidad.

Recordamos su presencia en la Comunidad Bet-El donde fungió como rabino por un período de tres años, entre 1999 y 2001, dejando en todos recuerdos de cariño y amor por la Torá, así como de su dedicación y liderazgo.

Esposa: Miriam

Hijas: Calanit, Daniela.

Que la familia no sepa más de penas.

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África e Israel: el preludio de un romance anunciado

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IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La reciente visita de Benjamín Netanyahu a África vuelve a poner sobre la mesa un tema demasiado interesante: la posibilidad de que alguna “tribu perdida” de Israel no esté tan perdida, sino que esté en África.

África se está abriendo a Israel. El gobierno de Netanyahu sigue anotándose éxitos diplomáticos, y en esta ocasión ha quedado confirmado que Israel pronto encontrará buenos y duraderos aliados en varias naciones africanas. No es algo nuevo: Israel ya ha ofrecido un apoyo notable en temas como tecnología agropecuaria de punta, y todo va encaminado hacia un reforzamiento muy amplio de los vínculos políticos, comercialest, tecnológicos y culturales entre África y el Estado Judío.

Pero el asunto no termina allí. Incluso, podríamos decir que se trata de un romance que ya se venía anunciando desde hace mucho tiempo. Sin exagerar, desde siempre.

El asunto tiene que ver con las “tribus perdidas de Israel”, un tema en el cual la leyenda, la realidad, la exageración y muchos misterios por descifrar, se vuelven y revuelven de un modo sorprendente.

Empecemos por dejar en claro lo que es un hecho histórico: no existen “tribus perdidas de Israel”. Esta noción –más arraigada en el Cristianismo que en el Judaísmo– asume que los asirios destruyeron por completo al Reino del Norte (Samaria) en el ao 722 AEC, y enviaron a toda la población –diez tribus– a un exilio del cual nunca regresarón. Sus descendientes se asimilaron a las poblaciones locales y finalmente se transformaron en grupos que ya no compartieron la identidad “judía”. Desde esa lógica, “judío” es el descendiente de la tribu de Judá en general, o de la tribu de Benjamín como complemento.

Es una visión completamente inexacta.

En primer lugar, es un hecho arqueológicamente demostrado que antes de la invasión asiria, una gran cantidad de israelitas del norte buscaron refugio en el Reino del Sur. Las excavaciones realizadas por Israel Finkelstein han comprobado que hacia mediados del siglo VIII AEC la población del Reino de Judá se duplicó, en el más modesto de los casos. Probablemente, hasta se triplicó o cuadruplicó. Eso significa que para cuando los babilonios destruyeron el antiguo Reino de Judá, la mayor parte de la población ya era “mixta”, o para ser más precisos, descendiente de TODAS las tribus de Israel, no sólo de las dos del sur (Judá y Benjamín).

En segundo lugar, los asirios no se llevaron a toda la población. De hecho, se llevaron a un contingente más bien minoritario (entre 25 y 30 mil, según los propios registros asirios). El resto de la población permaneció en el lugar; una parte dio lugar a un mestizaje del que luego surgió el grupo que hasta la fecha se identifica como Samaritano, y otros simplemente se asimilaron al Reino Israelita que sobrevivió otro siglo y medio: el de Judá.

En tercer lugar, cuando Ciro el Persa se convirtió en el amo y soberano de todo Medio Oriente, TODOS los israelitas quedaron bajo un mismo dominio político. El Imperio Asirio logró una expansión muy superior a la que, posteriormente, logró el Imperio Babilónico. Por ello, muchos exiliados del Reino del Norte (las Diez Tribus) nunca vivieron bajo dominio babilónico. Pero los persas conquistaron la totalidad del territorio que alguna vez habían dominado los asirios, lo mismo que el que en su momento capturaron los babilónicos. Por ello y por primera vez desde la muerte de Salomón, TODOS los israelitas (descendientes de las tribus del norte o de las del sur) quedaron sometidos a la misma autoridad.

Esto significa que cuando Ciro decretó que los judíos podían volver a su hogar ancestral, los descendientes de los israelitas del Reino del Norte también se vieron beneficiados. La prueba está en la Biblia: I Crónicas 9:3 registra de manera explícita que miembros de las tribus de Menashé y Efraim se establecieron en Jerusalén después del exilio.

Debido a ello, sucede un fenómeno interesante en la literatura profética de la Biblia: profetas anteriores al exilio en Babilonia, como Isaías, anunciaron que algún día los exiliados del norte se reunificarían con los del sur (por ejemplo, en Isaías 11). Todavía durante el exilio, profetas como Ezequiel insistieron en el asunto (véase su capítulo 37). Sin embargo, después del regreso del exilio en Babilonio NINGÚN profeta volvió a hablar del asunto. ¿Por qué? Simple: porque las tribus se reunificaron.

Por eso, al grupo se le empezó a llamar YEHUDI, y no BENEI YEHUDÁ. La diferencia es importante: Yehudí es un toponímico; es decir, un apelativo que se deriva de un territorio; Ben Yehudá es un patronímico, o un apelativo que se deriva de un nombre. Yehudí (judío) significa, por lo tanto, “originario de Judea”. Ben Yehudá es el término para designar al “descendiente de la tribu de Yehudá (Judá)”. Luego entonces, la noción de que los judíos somos “los descendientes de la tribu de Judá” es errónea. Los judíos somos descendientes de TODAS las tribus del antiguo Israel.

Por ello, en estricto se puede decir que no hay “tribus perdidas”.

Eso no significa, por supuesto, que no haya “exiliados”. Es decir, israelitas o descendientes de israelitas que, por una u otra razón, nunca regresaron a Judea, o no se reintegraron al pueblo judío.

La literatura judía, desde el libro de Isaías hasta el Talmud, los mencionan y dan pistas sobre dónde se establecieron. El Talmud y otros textos de la tradición rabínica los ubican en las zonas de Irán y más hacia el este. Isaías, casi un milenio antes, los ubica en ese mismo lugar, pero también en África, “más allá del río Sambatión”.

Diversos grupos en una amplia zona que se extiende desde África hasta Asia conservan relatos tradiconales gracias a los cuales se identifican a sí mismos como descendientes de alguno de los grupos de exiliados israelitas.

En los últimos años, el grupo que más llamó la atención fue el de los Benei Menashé, un grupo de claros rasgos mongólicos y natural del norte de la India, pero que apelaban a tener su origen en la tribu israelita de Menashé. Un grupo de especialistas se dedicó a analizarlos en todo sentido, y su dictamen final fue que sí había elementos confiables para aceptar que, en mayor o menor grado, eran de origen israelita. En consecuencia, recibieron todo el apoyo de los rabinatos israelíes, procesaron su conversión al Judaísmo moderno, y poco a poco se han establecido en Israel como nuevos olim (inmigrantes judíos amparados por la Ley del Retorno). Hoy por hoy, están en pleno proceso de asimilación a la sociedad israelí. En términos históricos, han vuelto a casa.

Pero volvamos a África, porque allí también se conocen grupos que tienen ese mismo reclamo.

El caso más conocido es el de los Falashas o judíos etíopes. Su vínculo con el Judaísmo está tan fuera de duda, que a partir de 1979 el gobierno de Israel implementó un operativo para sacarlos clandestinamente de Etiopía. De los aproximadamente 130 mil que hay en todo el mundo, ya sólo quedan en África no más de 9 mil, otros mil en los Estados Unidos, y el resto –la abrumadora mayoría– son parte de la sociedad israelí.

No es un caso aislado en Etiopía. El propio emperador etíope Haile Selassie se consideraba descendiente directo del Rey Salomón y la Reina de Saba, y uno de sus títulos siempre fue “León de Judá”.

Pero la última nota la dio Su Majestad el rey F. A. Aji, rey de Togo –Doctor en Teología y según algunas fuentes converso al Judaísmo–, que de visita en Israel solicitó a las autoridades religiosas que reconozcan a Togo –literalmente– como una nación judía.

La petición se basa en que, de acuerdo a muchas de sus tradiciones locales, sus habitantes son descendientes de las “tribus perdidas” que se establecieron “más allá del Río Sambatión”. Por ello, para la sociedad togolense es bastante normal seguir normas dietéticas muy similares al Kashrut, respetar el Shabat y practicar la circuncisión.

La idea, evidentemente, sería hacer de Togo la segunda nación judía del mundo.

Hay otro caso que ha llamado la atención de varios especialistas: los llamados Lembas, naturales de Mozambique.

Este grupo también se considera descendiente de alguna “tribu perdida”, y según las investigaciones que en su momento llevó a cabo Tudor Parfitt, se puede identificar un origen semítico para este grupo. Al igual que los togolenses, observan una variante del Kashrut y circuncidan a los varones.

El caso de los Lembas llegó a ser tan llamativo que se les aplicaron exámenes genéticos, y se pudo determinar que el clan que está a cargo de la conducción espiritual de toda la tribu, identificado como los Buba, tiene presente el llamado “gen Cohen”, una cápsula de información genética que conservan hasta la fecha la mayoría de los judíos identificados como Kohanim, tanto sefaradíes como ashkenazíes. Ello demuestra que, efectivamente, hay un antecedente israelita en este grupo.

Por unas razones o por otras, muchos grupos en África están volteando hacia Israel, pero también hacia el Judaísmo.

Muchos políticos y líderes religiosos israelíes lo saben, y empiezan a hacer sus cálculos.

Es un fenómeno muy similar al de los latinoamericanos que se consideran descendientes de los judíos obligados a convertirse al Catolicismo entre los siglos XIV y XV, y que en muchas ocasiones también están buscando la conversión al Judaísmo.

Si todos estos grupos, en uno y otro continente, realmente optaran por la integración plena al pueblo de Israel –religiosa, cultural y políticamente– la población judía se incrementaría como nunca en la Historia, y el Judaísmo superaría de manera definitiva su perfil de “religión nacional” para alcanzar una verdadera dimensión internacional.

Es un reto para las autoridades religiosas judías, porque nunca en la Historia se ha dado una situación semejante.

¿Se trata de un preludio a la redención mesiánica? Muchos lo ven así. Consideran que este avivamiento judaico no es otra cosa sino el cumplimiento de la añeja predicción de que D-os habrá de traer “desde las cuatro esquinas” del mundo a todos los israelitas dispersos.

Más allá del misticismo de esa idea, lo cierto es que es un preludio a un romance anunciado entre Israel y África, que puede cambiar la realidad tanto para los israelíes como para muchos africanos, y transformarse en el inicio de muchas cosas buenas.

Y si en estos grupos verdaderamente sigue pesando la herencia del antiguo Israel y eso los motiva a integrarse al Judaísmo, lo único que podemos hacer es saludarlos efusivamente.

Bienvenidos a casa.

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Ceremonia de premiación del XXXII Certamen Literario Maguén David

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El pasado lunes, el Comité de Prensa y Difusión de la Comunidad Maguén David llevó a cabo la premiación del trigésimo segundo Certamen Literario en el auditorio Isaac y Rebeca Sabah.

DIEGO BOLAÑOS PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO -El objetivo de este certamen es crear un foro para que los miembros de la comunidad judía de México exploren su faceta como escritores.

La bienvenida estuvo a cargo del presidente del comité de prensa y difusión, Joseph Mansur, quien agradeció de manera muy especial a los padres de familia que animan a sus hijos a participar en este certamen. Los participantes esperaban impacientes el veredicto del jurado, que estuvo conformado por Elias Masri, vicepresidente de la comunidad, Joseph Mansur, presidente del comité de prensa y difusión y Elizabeth Saba, directora del comité de prensa y difusión.

En la ceremonia de premiación se reconoció a los ganadores de cada categoría con un diploma así como un incentivo económico para motivarlos a que continúen en este exitoso camino.

Una vez más, el Certamen Literario de la Comunidad Maguén David abrió a los escritores en ciernes una oportunidad de expresarse.

Certamen-Literario-Maguen-David-1 Certamen-Literario-Maguen-David-2 Certamen-Literario-Maguen-David-3 Certamen-Literario-Maguen-David-4 Certamen-Literario-Maguen-David-5 Certamen-Literario-Maguen-David-6 Certamen-Literario-Maguen-David-7 Certamen-Literario-Maguen-David-8 Certamen-Literario-Maguen-David-9 Certamen-Literario-Maguen-David-10 Certamen-Literario-Maguen-David-11 Certamen-Literario-Maguen-David-12 Certamen-Literario-Maguen-David-13 Certamen-Literario-Maguen-David-14 Certamen-Literario-Maguen-David-15 Certamen-Literario-Maguen-David-16 Certamen-Literario-Maguen-David-17 Certamen-Literario-Maguen-David-18 Certamen-Literario-Maguen-David-19 Certamen-Literario-Maguen-David-20 Certamen-Literario-Maguen-David-21 Certamen-Literario-Maguen-David-22 Certamen-Literario-Maguen-David-23 Certamen-Literario-Maguen-David-24 Certamen-Literario-Maguen-David-25 Certamen-Literario-Maguen-David-26 Certamen-Literario-Maguen-David-28 Certamen-Literario-Maguen-David-30 Certamen-Literario-Maguen-David-31 Certamen-Literario-Maguen-David-32 Certamen-Literario-Maguen-David-33 Certamen-Literario-Maguen-David-34 Certamen-Literario-Maguen-David-39 Certamen-Literario-Maguen-David-42 Certamen-Literario-Maguen-David-43 Certamen-Literario-Maguen-David-44 Certamen-Literario-Maguen-David-45 Certamen-Literario-Maguen-David-46 Certamen-Literario-Maguen-David-47 Certamen-Literario-Maguen-David-48 Certamen-Literario-Maguen-David-49 Certamen-Literario-Maguen-David-50 Certamen-Literario-Maguen-David-51 Certamen-Literario-Maguen-David-52 Certamen-Literario-Maguen-David-53 Certamen-Literario-Maguen-David-54 Certamen-Literario-Maguen-David-55 Certamen-Literario-Maguen-David-56 Certamen-Literario-Maguen-David-57 Certamen-Literario-Maguen-David-58 Certamen-Literario-Maguen-David-59 Certamen-Literario-Maguen-David-60 Certamen-Literario-Maguen-David-36 Certamen-Literario-Maguen-David-37 Certamen-Literario-Maguen-David-38 Certamen-Literario-Maguen-David-40 Certamen-Literario-Maguen-David-41

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